Un total de 736 privados de libertad en diferentes penales del país se encuentran enfermos de tuberculosis, según cifras oficiales brindadas en diciembre de 2016 por el Ministerio de Salud (MINSAL). Ese año no se reportó ninguna muerte a causa de la enfermedad.
La tuberculosis es una enfermedad causada por bacterias que se propaga por el aire de una a otra persona cuando ésta estornuda, tose y habla. Los principales síntomas son: debilidad, dolor en el pecho, tos intensa y con sangre.
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Pese a que en 2016 no se reportaron muertes, el 15 de febrero de 2017 falleció por el reo: Miguel Pozo Aparicio, narcotraficante que fue condenado por ser el actor intelectual de la “masacre de Valle Nuevo”, en la que fueron asesinadas tres mujeres y cuatro niños en el Reparto Valle Nuevo, en el municipio de Ilopango en octubre de 1996.
Pozo Aparicio, guardaba prisión en el Penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, La Paz. Según información publicada por un periódico impreso, el privado de libertad padecía de insuficiencia renal, diabetes y de la próstata, enfermedades que pudieron agravar aún más el cuadro de tuberculosis.
Sobrepoblación penitenciaria
De acuerdo a estadísticas brindadas por la Dirección General de Centros Penales (DGCP), hasta febrero del presente año las cárceles albergan a 37.338 privados de libertad, sin embargo, las mismas tienen capacidad para recluir solamente a 8.100 personas.
Recientemente la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) declaró que la sobrepoblación es inconstitucional debido a que vulnera los derechos fundamentales de los reos por la insalubridad, mala alimentación y falta de atención médica.
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“Esto provoca enfermedades mentales, hongos en la piel, malos tratos, dolores de espalda por dormir en el piso y muchas veces golpes por parte de agentes penitenciarios. Las cárceles no reúnen las condiciones de infraestructura ni los suministros básicos para esa multitud”, reza el comunicado de la Sala.
¿Qué hace el Gobierno?
Recientemente, la ministra de Salud, Violeta Menjívar, aseguró que el programa contra la tuberculosis que se desarrolla en centros penales, es uno de los más exitosos de Centroamérica y ha logrado frenar considerablemente la infección.
El Gobierno está apostando a la inversión de penales con el objetivo de garantizar la salud y bienestar de los privados de libertad. Sin embargo los penales no cuentan suficientes personal de salud, ni con ambulancias ni suficientes vehículos para trasladar a los privados de libertad a las consultas externas.
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