Reconociendo que están estancadas sus gestiones para lograr la paz en el Medio Oriente, el presidente Donald Trump amenazó con cortar la asistencia financiera a los palestinos.
El mandatario estadounidense, mediante Twitter, se preguntó por qué Washington "debe continuar estos pagos masivos" si los palestinos “ya no están dispuestos a negociar la paz”.
“Le pagamos a los palestinos CIENTOS DE MILLONES DE DÓLARES al año y ellos no nos muestran aprecio ni respeto”, escribió el presidente.
“Ni siquiera quieren negociar… un ansiado tratado de paz con Israel”, agregó.
Trump había enfurecido a los palestinos y a musulmanes en todo el Medio Oriente al anunciar el año pasado que Estados Unidos reconocerá a Jerusalén como la capital de Israel y trasladará allí su embajada, contradiciendo décadas de política estadounidense.
Si bien los palestinos no han descartado llegar a un acuerdo de paz con Israel, su presidente Mahmud Abás había denunciado la decisión como prueba de que Trump ya no podía ser un mediador neutral en el conflicto.
“Es una declaración de que Estados Unidos se está retirando del rol que ha desempeñado en el proceso de paz”, ha dicho Abás.
Una dirigente palestina, Hanan Ashrawi, dijo el miércoles en un comunicado que Trump “por sí solo destruyó los cimientos de la paz” al declarar que Jerusalén es la capital de Israel.
Los tweets emitidos el martes constituyen una tácita admisión de Trump de que su decisión de mudar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén entorpece sus intentos por reanudar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, lo que él había tildado de “el mayor de todo los acuerdos”.
Trump designó a su yerno Jared Kushner como encargado de esas gestiones junto con su antiguo abogado Jason Greenblatt. El equipo de Trump ha sostenido reuniones con líderes israelíes, palestinos y árabes por casi un año, despertando esperanzas de que habría alguna propuesta.
Pero al formular su declaración sobre Jerusalén, Trump es visto ahora por los palestinos como favoreciendo a Israel en el tema más sensible de todo el conflicto. Los palestinos desean que la parte oriental de Jerusalén, que Israel conquistó en la guerra de 1967, sea la capital de un futuro estado.
Trump asegura que su decisión simplemente es un reconocimiento de la realidad de que Jerusalén es la capital de Israel, y que no era su intención influir en las negociaciones sobre la ciudad.
En sus tweets, Trump aseveró que su decisión: “sacó a Jerusalén, el tema más espinoso de la disputa, de las negociaciones, pero Israel por ello había tenido que pagar mucho más”.
Insistió, a pesar de todo indicio a lo contrario, que su medida mejoraría las posibilidades de llegar a un acuerdo de paz.
