Poco a poco va calando la idea de que quizá la monogamia tradicional no sea la única actitud aceptable en el amor. A lo largo de la historia se ha visto con diferentes ojos morales el hecho de acostarse con varias personas, pero en cualquier caso no es nada nuevo.
Ni siquiera es la primera vez que se trata de formalizar, incluyendo a los hijos en la ecuación y creando comunidades basadas en eso que en los sesenta llamaban amor libre pero que ya estaba en los saint-simonianos, en el “amor múltiple” anarquista o en los textos de Anaí¯s Nin y Henry Miller, por poner algunos ejemplos.
Estados Unidos, un referente en tantas cosas buenas relacionadas con la libertad, no es sin embargo el país más liberal en cuestiones de vida sexual y amorosa “”Miller vivió todas esas experiencias en París“”, así que podemos imaginar los recelos y las críticas que habrán acompañado a los protagonistas de esta historia, Gracie (48 años), más conocida como Gracie X, y su marido Oz.
Grace afirma no que su pareja le permita tener deslices, como quien aguanta ronquidos o manías en la convivencia, sino que tener sexo extraconyugal la ha hecho “una madre fabulosa”, porque el poliamor le da felicidad y “energía”. En su libro ‘Wide Open; My Adventures in Polyamory, Open Marriage and Loving on My Own Terms’ (‘Abierta de par en par. Mis aventuras en el poliamor, el matrimonio abierto y el amor según mis normas’), ella misma nos explica que cuando habla de su vida la reacción habitual en la gente es una incontenible mueca de terror.
Si mis hijos me hubieran pedido que dejara de ser poliamorosa, no lo hubiera hecho. No podría dejar de ser quien soy
La clásica imagen de la persona infiel, escapando del lecho a altas horas de la madrugada para vivir una segunda vida oculta, es lo contrario a lo que transmite esta familia.
Hay otra cosa que no parecen: aburridos. “La vida doméstica puede ser espectacularmente aburrida y necesito hacer cosas adultas por separado”. Y está claro, ser verdaderamente autónomo no puede excluir la posibilidad de sexo.
¿Por qué tener hijos parece poco compatible con la promiscuidad? Para Gracie maternidad no es sinónimo de abnegación: “Si mis hijos me hubieran pedido que dejara de ser poliamorosa, no lo hubiera hecho. No podría dejar de ser quien soy, no podría dejar un estilo de vida que soy yo misma”. Si suena extraño, pensemos en un hijo que te pide que dejes de hacer deporte o de leer.
Tomado de: https://www.elconfidencial.com