viernes, 26 abril 2024
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Temas bicentenarios: enemigos históricos: Barrios y Dueñas

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Los salvadoreños de allí hemos heredado una mala forma de hacer política (...) Es la Paz nuestro eterno problema y conquistarla en la unidad dentro de la diversidad será siempre nuestra gloria mayor.

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El nobel colombiano de literatura Gabriel García Márquez nos regala en 100 años de soledad una definición de qué es ser liberal o conservador: los liberales, escribe: son masones, gente de mala índole, partidaria de ahorcar a los curas, de implantar el matrimonio civil y el divorcio. De reconocer iguales derechos a los hijos dentro como fuera del matrimonio y, de despedazar al pais uniéndolo en una Federación. Los conservadores en cambio, habían recibido el poder directamente de Dios. Querían el orden público y la moral familiar, eran los defensores de la fe de Cristo y por eso eran los únicos que podían ejercer el principio de autoridad. Y lo más importante los conservadores no estaban dispuestos a permitir descuartizar al pais metiéndolo a una Federación. Luego si la republica Federal de Centro America duró 15 años amparados en el concepto dado por García Márquez los triunfadores políticos en estos 200 años de desunión centroamericana fueron los conservadores.

Pero ¿debemos ver las luchas políticas de liberales y conservadores como pleito de buenos y malos? No. Pero si podemos identificar un resabio colonial que hemos asumido como normal en la cultura política nacional es la violencia como forma de resolver las diferencias políticas. No en balde Juan José Cañas en la letra del himno nacional llega a reconocer que la Paz ha sido el eterno problema para los salvadoreños.

También se puede decir que la discordia entre ambos será la laicidad del Estado. Los primeros liberales encontraban ya en la Constitución de 1824 un problema civil en el establecimiento de la religión católica como oficial y la prohibición a trabajar en el gobierno a quien practicara otra fe. Así el primer encontronazo político entre liberales y conservadores lo encontramos en el cambio de Constitución en 1841. Al incluir por primera vez derechos y garantías del ciudadano y pueblo es la primera Constitución individualista-liberal que tendrá El Salvador. Las reformas liberales ya habían iniciado desde la llegada al poder federal de Francisco Morazán hacia una década atrás en 1832. Fue a los liberales a quienes tocó construir el nuevo Estado salvadoreño en contra de los intereses conservadores que administraban las localidades salvadoreñas con normas y costumbres de la corona española.

Los liberales salvadoreños al proponer la educación universal entraron en un primero de muchos conflictos con la iglesia porque desde la época colonial eran curas los únicos que tenían esta labor que excluía indígenas y afro descendientes. La crisis se agudizó al aprobar otras leyes de derechos civiles como: libertad de prensa; libertad de religión; eliminación del diezmo como obligación; separación del Estado e Iglesia que significaba expropiarles los campos santos, establecer la partida de nacimiento por la fe de bautismo, el matrimonio civil sobre el religioso, legalizar el divorcio, impuestos a la iglesia y prohibición de los sacerdotes a participar en política. Vedar que curas extranjeros administraran capillas y templos; trasladar al gobierno el patronato del Rey sobre la iglesia; legalizar la logia masónica; exigir el reconocimiento de la independencia de España de parte del Vaticano; reducir el lujo con que vivía el obispo de San Salvador con las ayudas del Estado; regular ofrendas de la iglesia y rendir juramento de los clérigos ante el presidente sometiéndose a la Constitución y leyes de la republica. 

Los conservadores por estas políticas acusaban a los liberales al igual que los monarquistas antes lo hicieron  con los independentistas de ateos y enemigos de la iglesia acusación que iría cobrando credibilidad con el tiempo dentro del pueblo. En El Salvador desde 1841 se había mantenido el espíritu liberal en las leyes hasta la llegada al poder de Francisco Dueñas que con su facción conservadora vía Constitución impusieron a El Salvador las leyes divinas sobre las leyes formales del Estado.

II

Siendo Gerardo Barrios y Francisco Dueñas terratenientes y pertenecientes a la clase alta. ¿Qué les volvió enemigos históricos? Una traición política que hace Dueñas a Barrios cuando deciden darle golpe de Estado al presidente Rafael Campo y finalmente Dueñas se arrepiente culpando del hecho solo a Barrios.

Las reformas que buscaban desmontar el aparato ideológico de la época colonial que sobrevivía en la nueva republica fueron el telón de fondo. Barrios al liderarlas se ganó enemigos poderosos que sentían que perdían poder unos y libertad eclesiástica otros. Fue así que todos se agruparon en el partido conservador para luchar –de ser posible con las armas- para que los malvados liberales no les quitaran privilegios. Francisco Dueñas prometía restaurar el viejo orden de cosas.

Que el partido de Gerardo Barrios implementara reformas que contravenían el estatus quo conservador, ampliara el mandato presidencial a seis años y reformara la Constitución avalando la reelección inmediata -lo que haría que Barrios estuviera en el poder por doce años- asustó a los conservadores que deciden no solo derrocar su gobierno con la injerencia de Guatemala sino además fusilarlo por ordenes directas de Francisco Dueñas el 29 de agosto de 1865. Francisco Dueñas se apoderó del gobierno haciendo dos periodos presidenciales luego reformará de manera inconsulta la Constitución para reelegirse para un tercer periodo presidencial. Esto provocará una revolución en 1871 dirigida por el liberal Santiago González. Vivirá en el exilio hasta su muerte en 1884. Sus restos no serian enterrados en el cementerio de los Ilustres sino en Santa Tecla y sin honores.

III

Nos dice el sacerdote Jesús Delgado Acevedo en su Historia de la Iglesia que la llegada de los españoles a nuestras tierras no fue por llevar la palabra de Dios a nuevas almas y menos para crear un Estado o nación nueva. Pedro de Alvarado había oído decir que al sur de México había regiones que tenían inmensas minas de oro y plata. Llegó hasta El Salvador solo para recibir una estocada en su rodilla que lo dejaría lisiado de por vida. Los conquistadores se equivocaron al conquistarnos, sí hubo plata y oro, pero era poca y difícil de explotar. Encontraron fértiles campiñas, ríos majestuosos y soberbios volcanes pero custodiados por indígenas belicosos y numerosos. Los españoles se decepcionaron de nosotros porque ellos no habían venido buscando tierras que sembrar sino minas para explotar.

Los españoles –frustrados- comenzaron a tratar a los indios como esclavos, marcándolos como bestias hasta que se los prohibió su Rey. Empecinados, necios en explotar las inaccesibles y dificultosas minas importaron negros de África. Pero aún así los metales preciosos fueron insuficientes para sus ilusiones y deseos. Sus sueños de riqueza y de batallas militares que los volverían nobles murieron y solo les quedo explotar la tierra y este oficio según la cultura española era trabajo de gente baja. Así, con esa mentalidad de dueños absolutos de los indios fue como nacieron los primeros terratenientes y el pensamiento conservador salvadoreño.

El imperio español nos heredó un sistema económico voraz y codicioso basado en el recurso de la mano de obra indígena que estaba carente de todo derecho e iniciativa. Esta forma económica se trasladó también a las clases sociales y en política a través de 200 años se manifestó en el patriarcado, patrones, caudillismo, dictadores, capitalismo de amigos y políticos corruptos que siempre pusieron el Estado al servicio de grupos de interés.

Corolario:          

No somos injustos al sostener que otra herencia colonial es el pensamiento conservador. En su ADN de origen tiene la ley de repartimiento y encomienda española aquella que les dio derecho por generaciones sobre tierras e indígenas que habitaran esas tierras y, a los que estaban solo obligados a darles instrucción cristiana y comida por largas y extenuantes jornadas de trabajo domestico y agrícola.

Los salvadoreños de allí hemos heredado una mala forma de hacer política. Primero fueron monarquistas contra independentistas después liberales contra conservadores. Capitalistas contra comunistas. Derecha contra izquierda y ahora el bipartidismo contra Nuevas Ideas. Es la Paz nuestro eterno problema y conquistarla en la unidad dentro de la diversidad será siempre nuestra gloria mayor.

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Marvin Aguilar
Marvin Aguilar
Analista político, historiador, colaborador y columnista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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