Por Mario David Mejía.
Los humanos tenemos, producto de la evolución impulsada por la selección natural, capacidades biológicas que han hecho posible la aparición de diversas formas de arte. Una de esas capacidades es el poder de simular o fingir; este rasgo innato hizo posible la aparición del teatro.
Construir personajes también implica la capacidad de interpretar las diferentes mentalidades que tienen los seres humanos. En otras palabras, hacer teatro implica tener una idea de cómo es la mente de los seres humanos. A lo largo de la historia, el teatro ha jugado un papel, tanto como defensor del statu quo según la época, como también como crítico del statu quo según la época.
En la actualidad, el teatro puede servir para visibilizar la neurodiversidad humana y ser crítico con los valores que intentan invisibilizar dicha neurodiversidad. El tema es bastante vasto, pero en este pequeño artículo de opinión quiero dar algunas sugerencias de cómo el teatro puede ser una herramienta valiosa a favor de la neurodiversidad.
Partamos de la idea de que la especie humana actual es producto de miles de milenios de años de evolución, algo comprobado científicamente. Esto ha dado lugar a que, en la especie humana, exista la diversidad neurológica, lo que ahora es reconocido como neurodiversidad. La producción artística de la humanidad, desde los inicios del ser humano como creador de arte, lleva de algún modo la huella de la neurodiversidad, y el teatro no es la excepción.
Las personas que la psiquiatría etiqueta como trastornos de personalidad, trastornos mentales y trastornos del neurodesarrollo son, en realidad, parte de la neurodiversidad humana. Se pueden crear obras de teatro que visibilicen la experiencia de personas neurodiversas, que han sido víctimas de incomprensión, patologización y violencia en varios entornos: en la escuela, por parte de maestros y compañeros; en la familia, por parte de padres, hermanos e hijos; en hospitales psiquiátricos, por parte de psiquiatras y custodios; en el sistema judicial y penitenciario, por parte de funcionarios judiciales, del Ministerio Público, agentes penitenciarios del Estado y otros reos, etc. En fin, el punto es que se debe visibilizar el sufrimiento de las personas neurodiversas a través de obras de teatro, mostrando cómo la negación o ignorancia de su condición hace que se les impongan expectativas que no pueden cumplir y, al no cumplirlas, sufren diversos tipos de violencia. También se debe visibilizar la dificultad que enfrentan quienes buscan hacer campaña en favor de la neurodiversidad humana.
Mirar la mentalidad promedio de la especie humana bajo el enfoque de neurodiversidad te dará un mayor conocimiento sobre cómo es el ser humano. Esto puede permitirte crear obras de teatro más profundas o innovadoras que las ya conocidas, que expongan potencialidades humanas aún no conocidas o, si ya lo están, se las verá con una lente más aguda y profunda. Esto puede llevarte a reinterpretar de manera distinta obras clásicas de teatro de la historia. Recordemos que esta idea del ser humano bajo el enfoque de neurodiversidad se basa en los conocimientos científicos más actuales.
La neurodiversidad necesita nichos adecuados para desarrollar sus capacidades cognitivas y físicas con plenitud. Por eso, los talleres y ensayos de teatro deben convertirse en nichos perfectos para los diferentes tipos de personas neurodiversas. Por ejemplo, tanto los ensayos como otras formaciones teatrales deben adaptarse a las peculiaridades de las personas etiquetadas con diagnósticos de TDAH, autismo, dislexia, síndrome de Tourette, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno histriónico de la personalidad, entre otros. En otras palabras, el hecho de hacer teatro debe contribuir a la salud mental de la neurodiversidad.
Las personas neurodiversas tienen diferentes talentos. Saber esto te dará mayor capacidad para asignar papeles de personajes, planificar cómo hacer los ensayos, decidir quién o quiénes harán el guion, quién será el director, etc. En fin, la labor de hacer teatro tomará en cuenta lo que se sabe actualmente sobre la condición humana, en este caso la neurodiversidad, y así este arte podrá experimentar un desarrollo totalmente innovador.
Concluimos que estas sugerencias que he dado son solo algunas maneras en que el teatro puede contribuir a la expansión del círculo de empatía hacia la neurodiversidad humana. El teatro mismo experimentará un gran avance científico y filosófico, y contribuirá a reducir el sufrimiento en la humanidad. El teatro será una herramienta de lucha cultural en pro de la neurodiversidad.