miércoles, 4 junio 2025
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El Fugaz Paso de Elon Musk por la Política: Poder, Drogas y Fracaso

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"Elon Musk, el magnate detrás de Tesla, vivió en 2025 uno de los episodios más controvertidos de su carrera: su efímero paso por la función pública": Alonso Rosales.

Por Alonso Rosales.

Elon Musk, el magnate detrás de Tesla, SpaceX, Neuralink y otras empresas que simbolizan la cúspide del capitalismo tecnológico del siglo XXI, vivió en 2025 uno de los episodios más controvertidos de su carrera: su efímero paso por la función pública, que terminó en un escándalo silencioso y una retirada estratégica.

Aunque oficialmente renunció por “motivos personales” tras menos de cuatro meses en el cargo como asesor especial en innovación industrial del gobierno de Donald Trump (durante su segunda administración), múltiples fuentes internas de inteligencia, tanto del FBI como de la NSA, apuntan a otra razón más comprometedora: el consumo de drogas.

Un Escándalo Silenciado

En febrero de 2025, apenas semanas después de haber asumido su rol en la Casa Blanca, comenzó a circular un informe confidencial sobre el consumo recurrente de alucinógenos por parte de Musk, incluyendo ketamina, LSD y microdosis de psilocibina. Aunque Musk ha hablado abiertamente de algunas de estas experiencias como herramientas de “expansión mental”, el aparato de inteligencia estadounidense lo consideró una amenaza potencial para la seguridad nacional.

“Había preocupación por su acceso a información sensible en condiciones mentales alteradas”, reveló un exfuncionario del Departamento de Seguridad Nacional bajo condición de anonimato. Al parecer, fue este informe —nunca publicado oficialmente— el que selló su salida antes de que estallara un escándalo público.

La Negación y los Antecedentes

Musk lo negó todo en una entrevista con The Wall Street Journal, calificando las acusaciones como “una campaña de desprestigio coordinada por burócratas que temen el cambio”. Sin embargo, no es la primera vez que su relación con las drogas lo pone en el centro de la polémica. En 2018, durante una aparición en el podcast de Joe Rogan, fumó marihuana en vivo, lo que causó un revuelo mediático y una caída temporal en las acciones de Tesla.

Además, en 2023, Bloomberg publicó una investigación sobre el uso frecuente de ketamina por parte de Musk para “manejar el estrés”, información que fue confirmada por varios ejecutivos cercanos a él. Esos antecedentes resurgieron con fuerza durante su incursión política.

El Choque con el Poder Real

El episodio deja una lección clara: tener dinero no equivale a tener poder político. Musk, acostumbrado a operar como un emperador en sus empresas, descubrió rápidamente que el sistema político estadounidense es una maquinaria compleja, dominada por lobbies, estructuras de poder profundas y una tradición institucional que no cede ante la arrogancia empresarial.

Su impulso por “reformar radicalmente” los contratos de defensa, imponer la criptomoneda como moneda oficial para compras gubernamentales y “privatizar la burocracia” chocó con intereses más antiguos y sólidos que él. Se encontró con un muro invisible que ni los millones ni los seguidores de Twitter pudieron derribar.

Un Costo para Todos

Su breve paso por la política no sólo dañó su imagen personal, sino que también generó turbulencias en sus empresas. Las acciones de Tesla y SpaceX sufrieron una caída conjunta del 12% en el trimestre posterior a su nombramiento. Inversores institucionales manifestaron preocupación por su distracción y por la potencial exposición de sus compañías a riesgos políticos innecesarios.

Para el gobierno de Trump, su incorporación fue un intento audaz de ganar popularidad entre los sectores tecnológicos e independientes, pero terminó siendo un búmeran que expuso la debilidad del presidente al rodearse de figuras “cool” sin preparación política real.


Conclusión: Un Fracaso Inevitable

Elon Musk aprendió por las malas que el poder político opera con lógicas muy distintas al mundo del emprendimiento y la innovación. Su fugaz incursión en la política no solo fue un fracaso personal, sino una advertencia sobre los límites del poder económico frente al peso histórico de las instituciones.

En tiempos donde la figura del empresario todopoderoso se desinfla, el caso de Musk podría convertirse en un emblema de los peligros de confundir influencia con gobernabilidad. La historia reciente lo recordará no como un reformador, sino como una figura extravagante que quiso gobernar con memes y terminó derrotado por la realidad.

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Alonso Rosales
Alonso Rosales
Periodista y luchador por la paz mundial.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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