martes, 16 abril 2024

Suicidas

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“Un jugador de la reserva de C.D. íguila decidió quitarse la vida la noche del sábado. El futbolista tení­a 21 años. El joven fue encontrado colgado de un lazo al interior de su vivienda, ubicada en San Miguel”. (2019)

“Las autoridades de la Policí­a Nacional Civil reportaron una escena de suicidio registrada en San Miguel. El hecho ocurrió la tarde del viernes. La joven de 16 años tomó la fatal decisión de quitarse la vida ahorcándose. Hasta el momento, se desconocen los motivos del ahorcamiento”. (2019).

“Un joven, quien recientemente habí­a cumplido 14 años, se suicidó este miércoles 21 de febrero y su cadáver fue encontrado en el interior de su vivienda en Mejicanos. El fallecido cursaba octavo grado”. (2018).

Estos son solo tres ejemplos de decenas de casos de suicidios que vienen consignando los medios nacionales desde hace unos años. El inquietante aumento de personas que se están quitando la vida en el paí­s es alarmante. Es tal la cantidad de suicidios que hay, que, en el año 2017, El Salvador ocupó el tercer lugar de suicidios en el continente americano.

Según estadí­sticas del Instituto de Medicina Legal, de enero de 2016 a diciembre de 2018, 1327 personas si quitaron la vida; esto nos muestra que, en promedio, cada dí­a un salvadoreño decide poner fin a su existencia. Según los datos, la decisión final es tomada por personas de tan diversas edades como niños de 9 años, adolescentes de 14, jóvenes de 21 hasta adultos de 80 años. Si bien es cierto el suicidio se puede dar en cualquier etapa de la vida de una persona, la mayorí­a de los casos se dan entre la adolescencia y la primera juventud, desde los 13 a los 25 años. Lo que preocupa es que cada vez más sean los preadolescentes y adolescentes los que quieran cometer suicidio. Es algo que se le debe poner suma atención pues los menores son los más vulnerables.

En cuanto al sexo de los suicidas, sigue prevaleciendo el sexo masculino (686) frente a las mujeres (155). Lo que sí­ ha cambiado es la edad de quienes más se suicidan. “Antes los que se suicidaban eran los viejos, por enfermedad, pero comenzamos a ver que los adolescentes tení­an más suicidios consumados”, explica el doctor Arturo Carranza, jefe del Programa Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud.

Medicina Legal desglosa los suicidios a nivel departamental, siendo San Salvador (por su mayor densidad poblacional) el departamento donde más personas se han quitado la vida (287), seguido de la Libertad (153) y Santa Ana (146). Los departamentos con menos fallecidos por esta causa son Cabañas (43), San Vicente (34) y Morazán (30).

¿Qué lleva a las personas a tomar esta decisión irreversible? ¿Qué orilla a las personas a cometer suicidio?, el único problema filosófico verdaderamente serio, como lo definió Albert Camus. Las causas por las que estas personas decidieron acabar con sus vidas no se pueden determinar con exactitud, como suele suceder con todos los comportamientos humanos, pero hay factores que pueden precipitar su cometimiento: violencia intrafamiliar, adicciones, trastornos mentales, abuso sexual, intimidación escolar, desempleo, problemas económicos y enfermedades. De igual manera, la violencia delictiva que vivimos, la inseguridad financiera, el hedonismo que nos incita a vivir una vida en la que el placer es lo único que importa y el consumismo que nos impone una sociedad materialista crean un vací­o existencial que muchas veces desemboca en el suicidio.

Por tal motivo, hoy más que nunca se debe hacer algo respecto al incremento desmedido de suicidios. Cuando se piensa en el bienestar humano, se cree que se logra al tener techo, comida, trabajo, salud y educación. Y si bien es cierto todo eso es importante, hoy es imperativo trabajar en la salud mental de la gente. Una mala salud mental puede afectar cómo piensa, siente y actúa un individuo. Al contrario, personas con una buena salud mental pueden soportar el estrés razonablemente bien, pueden tomar buenas decisiones, trabajar de manera productiva, disfrutar relaciones personales positivas y contribuir de forma más relevante al bienestar de su familia y de su comunidad.

El suicidio se ha convertido en un problema de salud pública que requiere más atención, y las respuestas pasan por un trabajo de salud mental integral con los profesionales de la atención primaria de la salud, que inicie desde la niñez, pase por la adolescencia y se mantenga en la adultez. De esa manera dejaremos de tener tantos suicidas en el paí­s.

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Manuel Vicente Henríquez
Manuel Vicente Henríquez
Columnista de ContraPunto https://twitter.com/Pregonero_SV
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