En el último lustro todos los años han ingresado a México entre 350 mil y 400 mil centroamericanos de los países del llamado Triángulo del Norte: Guatemala, Honduras y El Salvador. Todos los días, por los 1,200 km de nuestra frontera sur, entran 1,000 centroamericanos.
Los migrantes, de manera desapercibida, cruzan el territorio con muchas dificultades, en busca de llegar a los Estados Unidos. En los días que lleva la caravana, dividida en tres grupos con un total de 7 mil migrantes, han ingresado al país, por otros lugares, más de 20 mil centroamericanos.
Los integrantes de la caravana representan menos del 2% del total de los migrantes que anualmente se internan en México. A pesar de ser un grupo muy reducido, por la forma en que se dio, éste ha puesto sobre la mesa cuatro temas:
1. Se ha visibilizado la realidad de la migración centroamericana a nuestro país, por la cobertura que le han dado los medios nacionales e internacionales.
2. Surge una nueva manera de migrar. Ahora se da en la modalidad de grandes grupos, para garantizar la seguridad y la ayuda.
3. Un sector amplio de la población se solidariza al paso de los migrantes, pero surge un importante sector que se manifiesta en contra de éstos.
4. El gobierno en funciones y el que está pronto a asumir la conducción del país se mantienen ajenos al tema, para no molestar al gobierno de Estados Unidos.
En los últimos años, el gobierno mexicano ha hecho todo lo que está a su alcance, por impedir que los centroamericanos ingresen a territorio de los Estados Unidos. Ahora México deporta más centroamericanos que los vecinos del norte. Todo indica que el próximo gobierno seguirá con esta política.
Los 350 ó 400 mil centroamericanos que año con año dejan sus países en busca de mejores condiciones de vida, lo van a seguir haciendo. No hay ningún aliciente que desactive su decisión. México es el paso obligado en su camino hacia Estados Unidos.
El nuevo gobierno, ya en el cargo, está obligado a muy pronto definirse con relación a la migración centroamericana. En los hechos solo tiene dos alternativas: dejar que los migrantes crucen nuestro territorio o detenerlos y deportarlos, que ha sido la política de los últimos años.
La solución al tema de la migración es compleja e implica no solo a México sino también a Estados Unidos, Honduras, El Salvador y Guatemala. Hasta ahora que las reuniones entre estos países no pasan de los discursos y las buenas intenciones. Lo que se requiere son acciones concretas que garanticen una migración ordenada, legal y segura.
Si esto no se logra, nada va a cambiar y ante la miseria y la violencia los centroamericanos seguirán saliendo de sus países y por México van a intentar llegar a Estados Unidos. Su peregrinar tendrá menos exposición mediática que ahora, pero seguirán en su intento de conseguir una vida mejor para ellos y sus familias.