Seis mujeres libres de condenas por aborto

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En El Salvador el aborto es penalizado en todas sus formas desde 1998

Mirna, Guadalupe, Carmelina, Arely, Marí­a Teresa y santos son los nombres de las seis mujeres que han quedado en libertad después de que en 2014 la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto lanzara la campaña “una flor para las 17”.

La campaña abogaba en primer momento por la libertad de 17 mujeres y pedí­an el indulto para ellas; s in embargo ahora llamada las 17 y más, tiene el mismo objetivo: abogar por la libertad de mujeres que han sido condenas por aborto, pero investigaciones de le entidad arrojaron que en realidad ellas habí­an sufrido complicaciones obstétricas que derivaron en la pérdida del feto

Según Sara Garcí­a, de la Agrupación,  cada dí­a suman más casos de mujeres que sufrieron emergencias obstétricas y son ví­ctimas de inconsistencias juridiciales en las que terminan yendo a prisión condenadas por homicidio agravado o aborto consentido.

Garcí­a aseguró que la penalización absoluta del aborto, que data desde 1998, se ha convertido en la condena de muchas mujeres pobres, con bajos niveles de educación y de zonas rurales.

Mirna fue la primera en salir en libertad no porque se le concedió el indulto, sino porque terminó su pena de doce años y medio en 2014. La condena que recibió por el delito de intento de homicidio. Sí­, intento de homicidio, porque su hija, Karina (nombre ficticio) no murió al caer a la fosa séptica aquel 23 de mayo de 2002, tuvo la dicha de sobrevivir, aun cuando su madre sin darse cuenta entró en labor de parto a los siete meses de gestación.

Guadalupe fue la segunda mujer en salir en libertad, a ella la Asamblea Legislativa sí­ le concedió el indulto en enero de 2015. Es la única de las 17 a quien se le dio ese beneficio.  Según la CEJIL, a los 18 años  de edad ella quedó embarazada producto de una violación. Debido a complicaciones en el embarazo, el parto se adelantó y tuvo que ser trasladada al Hospital Nacional de San Bartolo cuyo personal la denunció por aborto.

Guadalupe fue interrogada sin asistencia jurí­dica mientras estaba hospitalizada. Aunque no se presentó prueba alguna que estableciera de manera clara y precisa que ella causó la muerte del recién nacido y se estableció por medio de una autopsia de forma concluyente que la causa de muerte era indeterminada, fue injustamente condenada a 30 años de prisión.

En abril 2015  fue liberada Carmelina Pérez, una de 21 años (en ese entonces), que habí­a sido condenada por homicidio agravado después de haber sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, pese a la absolución, Carmelina aún no tiene la certeza de su libertad pues la Fiscalí­a General de la República (FGR) interpuso un recurso de casación y aún no existe respuesta por parte de las autoridades competentes.

Carmelina estuvo en prisión 15 meses y enfrentó cuatro audiencias, la joven de nacionalidad hondureña trabajaba en El Salvador como empleada doméstica, ella decidió venir al paí­s con el objetivo de buscar mejores condiciones de vida para mantener a su hijo.

En mayo de este año también fue absuelta Arely cuando un juez del Tribunal de Sentencia de Sonsonate la absolvió del delito homicidio agravado, mismo que se le atribuyó luego de que tuviera una emergencia obstétrica a mediados de 2015.

Marí­a Teresa se convirtió en la quinta mujer en salir en libertad. Ella en 2012 fue condenada por el homicidio agravado en contra de su hijo recién nacido, mismo que no cometió, según lo determinó este 20 de mayo de 2016 un juez de San Salvador. Ella tení­a una pena de 40 años de prisión.  Al igual que en el caso de Carmelina, la FGR ha apelado y aún no hay respuesta de las autoridades. Marí­a Teresa es madre de un niño de 11 años.

La última de las 17 en salir de la cárcel fue Santos Elizabeth, a quien  el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla determinó que hací­an  falta de pruebas para vincularla en el asesinato de su recién nacido.

La libertad de las seis mujeres representa “en un principio, como defensoras de derechos humanos,  un hecho que  posibilita continuar con las luchas, significa un motivo de esperanza para las mujeres que están en la cárcel de forma injusta”, expresó Garcí­a.

Garcí­a señaló que es la presión social, las estrategias jurí­dicas y el apoyo internacional lo que ha permitido que estas mujeres quedaran en libertad.  “Tiene un peso enorme el hecho que se han puesto en evidencia a nivel internacional las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que realizar el Estado”.

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