domingo, 12 enero 2025
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Salud mental y política

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"En la modernidad domina la idea de que la salud es un derecho social que debe ser garantizado por el Estado. Una de las esferas de la salud es la salud mental": Mario Mejía.

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Por Mario Mejía.

La salud mental se considera competencia de la psicología y la psiquiatría. Un Estado de bienestar elabora sus políticas de salud mental en base a lo que dicen expertos en psicología y psiquiatría. La revolución científica occidental considera que la ciencia es un método para alcanzar la verdad objetiva, y dado que la psicología y la psiquiatría son hijas de dicha revolución, se asume que sus definiciones de salud mental y trastornos mentales, aunque pueden ser debatibles, tienen pretensión de objetividad. Los trastornos mentales, según el tipo y gravedad, pueden ser tratados con psicoterapia, con medicamentos y en casos extremos, con internamiento.

Pero hay que reconocer el carácter político y moral de las ciencias. Uno de los méritos de la antipsiquiatría es visibilizar los factores político-morales que influyen en la psiquiatría y psicología a la hora de, definir qué es una persona con trastorno mental y qué es una persona mentalmente sana. Hay una tendencia a definir como trastornos mentales a aquellas condiciones mentales y conductuales que no se adaptan a las normas sociales o roles que la sociedad impone.

A lo largo de la historia han existido diferentes tipos de sociedades con diferentes tipos de normas sociales, y siempre ha existido una tendencia a ver raro o no tolerar a las personas que manifiestan pensamientos y conductas no compatibles con las normas dominantes. En tiempos antiguos, en sociedades mágico-religiosas se practicaba la trepanación, una especie de intervención quirúrgica que consistía en abrir hoyos en el cráneo de la persona que ahora se consideraría con trastorno mental, para que así escaparan los malos espíritus que supuestamente provocaban la conducta o mentalidad anómala. En el siglo XX se practicaba la lobotomía, una intervención similar a la trepanación que seccionaba una parte del cerebro con el fin de curar al considerado trastornado mental.

Según Tomàs Szasz, uno de los paladines de la antipsiquiatría, la psicoterapia es una especie de retórica. Recordemos que en general, la retórica es el arte de hablar bien para persuadir a una persona a que actúe y piense de determinada manera, por lo tanto, lo que la psicoterapia busca es que la persona actúe y piense de una manera que convenga a las condiciones sociales en la que le tocó vivir.

También señala que etiquetar a una persona como trastornada o enferma mental tiende a estigmatizarla. De esta manera la psicología y psiquiatría cumplen una función de control social, señalando qué personas no son confiables o funcionales a los roles sociales, y que por eso hay que tratarlas psicológica y psiquiátricamente para que se adapten o aislarlas indefinidamente.
Tomàs Szasz es claro al afirmar que los seres humanos tienden a categorizar a las personas para sentir que pueden predecir su conducta, y así decidir si son confiables o no. Pero que categorizar o encasillar a una persona es de algún modo coartar su libertad o negar la complejidad de su personalidad. La psiquiatría es una de los varios instrumentos creados para categorizar a las personas

Pensemos en un niño que tiene el llamado trastorno de hiperactividad, no se puede adaptar a un tipo de escuela que busca que los niños estén atentos y quietos. Un niño con hiperactividad será visto como un niño que hay que tratar para que se adapte al modo de comportamiento que la escuela exige.

Pensemos también en una persona con depresión. Vivimos en un sistema capitalista que exalta la productividad y proactividad constante, por lo tanto, una persona con depresión no es funcional a este sistema. Lo que la psicología y psiquiatría harán, es darle psicoterapias y fármacos que procuren reducir o domesticar la depresión, para que así la persona pueda ser productiva y proactiva de una manera que al sistema le convenga.

Incluso, parece que hasta las prisiones poseen servicios de psicología y psiquiatría para velar por la “salud mental” de los detenidos. En otras palabras, buscan que los internos soporten el encierro carcelario.

Lo que las políticas de salud mental buscan es que las personas soporten contextos sociales que no van con su condición mental, emocional o conductual. Los seres humanos evolucionamos durante miles de milenios como cazadores recolectores. Nuestro diseño biológico evolutivo es para andar correteando o vagando de un lado a otro. La civilización sedentaria sólo tiene unos diez mil años, es muy reciente. De una manera rápida los humanos tuvieron que vivir en un modo social no acorde a su naturaleza de cazador recolector, lo que trajo muchas consecuencias negativas en la mente y el cuerpo. Las sociedades antiguas crearon brutales controles sociales para forzar la adaptación, forzar a las personas a soportar condiciones que de otro modo no soportarían.

En la actualidad, la psicología y la psiquiatría es uno de los modos de control social refinado de la actualidad, para forzar la adaptación de las personas a las condiciones de la civilización tecnológica moderna.

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Mario Mejía
Mario Mejía
Artista salvadoreño y columnista de ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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