“La vida tiene retornos crueles”, expresó el escritor, aristócrata y militar francés Francois de la Rochefoucauld, refiriéndose a los altibajos que plantea la vida: -ayer estabilidad hoy convulsión social; -ayer triunfo hoy fracaso; -ayer total esperanza hoy mucha desesperanza; -ayer perfecta salud hoy pandemia…
Particularmente, en el campo de la política actual, la mayoría de la población ha recibido la noticia -sin ninguna sorpresa, pero si con mucho disgusto- sobre los retornos crueles -reelección- de algunos diputados, para continuar su “ardua y ejemplar” labor en el período 2021-2024. La cuestión no tendría nada de malo, si no fuera por los cuestionamientos legales que enfrentan algunos; o bien, por las frases “célebres” de otros, en un intento de ganar adeptos.
Con sabiduría y conciencia popular, la mayoría de la población salvadoreña ve, como retornos crueles, la reelección de: -los que con burla llamaron “bendición” y simple “gripón” al Cov-19; -el que para evadir la justicia aspira a la inmunidad del Parlacen; -el que se burló de Amanda/Cristóbal llamándolos una simple lluvia; -el cuestionado por un impune acoso sexual en la Asamblea Legislativa; -la que protestó a gritos porque no veía médicos en la calle; -el que imitando a científicos propuso sin éxito la teoría 4 por 10; -el que manipuló información para encubrir el crimen de lesa humanidad de los Jesuitas y que fue mencionado por un testigo durante el actual juicio en España…. ellos, junto a otros diputados, hacen “méritos” al vociferar -más al oído de sus militantes- contra las medidas del Gobierno, para contrarrestar el avance de la pandemia -desoyendo al sector salud y particulares- en su inocultable afán electorero. ¿Cuál honradez e instrucción notorias?…
En un rubro aparte -lamentable, pero hay que decirlo- retornos crueles parecen presagiarse en algunos Medios de Comunicación Social (MCS), antes apreciados hoy evidentemente venidos a menos, con menos páginas y menos lectores, por el inocultable sesgo informativo y con evidente “saña” antipopular contra el quehacer oficial, en perjuicio de la mayoría de la población.
Páginas cautivas, temas cautivos, columnistas cautivos… en todo su derecho -para honrar el Derecho Humano a la Comunicación y a la Libertad de Expresión- pero humanamente inapropiado hoy, precisamente cuando el pueblo sufre una doliente situación de lágrimas, dolor y muerte, por el Conavid-19.
Viví en esos dos mundos -tres años como Director de Prensa en la Asamblea Legislativa 1967-1970 y van ya casi seis décadas de ejercicio periodístico- y nunca como hoy, en el caso particular del quehacer legislativo, me había tocado consignar la realidad del pueblo salvadoreño, cuando, mezcla de sorda impotencia e ira santa, siente mancillada su fe por un sector de la clase política, y acompañantes incondicionales, que con su accionar personal y partidario, contribuyen a agudizar los efectos de una crisis integral, quizás como pocas en la historia de El Salvador.
Hoy como nunca, las cúpulas de los partidos políticos, y sus seguidores incondicionales, se empeñan en manipular -a su conveniencia- la designación de los candidatos a cargos de elección popular -diputados y alcaldes-; ellos los eligen y los electores solo votan, a veces desconociendo al propuesto.
Y algunos aspirantes a la reelección, acostumbrados a irrespetar y burlar la voluntad de los salvadoreños, a toda costa pretenden continuar gozando de inmerecidos privilegios, en el marco de un estado de ilegalidades lucrativas. Para la población -honesta y laboriosa- serán como retornos crueles.
Los tiempos cambian los pueblos también. Para el pueblo, no más retornos crueles en la política: no más violaciones constitucionales; intento de elecciones amañadas de segundo grado; ansias aberrantes de reelección; acefalía intencional en instituciones; despilfarro en viajes sin ningún beneficio para la Nación; sesgo periodístico de los “grandes” medios; amenazas trasnochadas y nefastas de guerra…
Si la próxima elección de magistrados a la Corte de Cuentas (CdeC) ha hecho aflorar -como siempre- los intereses de los principales partidos políticos, volverán a imponer a los suyos sin aceptación popular -las famosas cuotas partidarias- para continuar encubriendo más que descubriendo, la ya larga cadena impune de irregularidades, despilfarro y autoritarismo, de décadas pasadas.
Lo bueno de todo, sin embargo, es que en el marco doloroso de esta pandemia, la población honesta ya sabe lo que, realmente, está pasando y quiénes son también los promotores y ejecutores del ataque al pueblo y a la institucionalidad.