El balance es indiscutiblemente satisfactorio: una sustancial disminución de los hechos delictivos más graves, principalmente los crímenes hasta en un 60 %, y una clara tendencia al mejoramiento del clima de seguridad y tranquilidad en todo el país. Nunca se dijo que esta tarea fuera fácil, ni que tuviera soluciones mágicas pero ¿Dónde estuviéramos si no las hubiésemos aplicado? Esta tarea de largo plazo refleja resultados que pueden acelerarse en la medida que todos sigamos contribuyendo.
Son varios los factores que dan certeza del avance en materia de seguridad y que tienen como base una correcta conducción, oportunos cambios y reestructuración de mandos, definición de políticas, ajuste de rumbo y estrategia que en un momento acertado adoptó el Presidente Sánchez Cerén y su gabinete de seguridad. Por un lado, el abnegado y heroico esfuerzo de hombres y mujeres de la PNC, ejército, fiscales y agentes penitenciarios, que arriesgando su vida y familias contribuyen diariamente con dedicación en el cumplimiento de su trabajo, más allá de las limitaciones de recursos derivada de la crisis fiscal.
Por otro, la formación técnica y táctica de miembros del Ministerio de Justicia y Seguridad y de la PNC desde la ANSP, institución que cuenta con renovadas capacidades y ha actualizado su lectura e interpretación de las características del enfrentamiento y complejidad de los grupos criminales, adecuando sus programas al rigor de las nuevas realidades, con énfasis en una irrestricta formación en el pleno respeto y promoción de los Derechos Humanos como política de Estado, combinando tanto la persecución y represión del delito con programas de prevención, desde una perspectiva que involucre de manera constructiva a la comunidad.
Los avances no han sido un logro unilateral, son resultado también de una acertada política de diálogo nacional que propició el encuentro de los sectores más diversos de la sociedad representados en el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia, que en su complejo rol ha aproximado y proyectado, en lo posible, una visión de país y una estrategia integral en la materia.
Esta mejora en el clima de seguridad pública, pone de relieve el creciente progreso de una mayor articulación interinstitucional entre el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, la CSJ y la FGR y en la que también se suman las capacidades de algunos gobiernos municipales con el conocimiento territorial y su relación estrecha con las comunidades.
Es justo destacar la contribución de la Comisión de Seguridad Pública de la legislatura, quienes más allá de las discrepancias políticas propias de su naturaleza, han contribuido con decisiones unánimes de respaldo a acciones institucionales de seguridad. Mención especial merece el aporte de una buena parte de medios de comunicación serios que asumen el reto de informar con objetividad, sin amarillismo, sin apología del crimen, sin fomentar el terror, reflejando las historias positivas del esfuerzo cotidiano de buenos salvadoreños ejemplos de ciudadanía, contribuyendo a un mejor tejido social, salud mental y al involucramiento progresivo de la comunidad en tareas de prevención.
Enfrentamos el futuro en mejores condiciones, con mayor organización, capacidad, experiencia y especialidad de los escalones de fuerza de la policía: 1) un nuevo Centro de Mando de Operaciones Policiales (COP) producto de la cooperación de Estados Unidos, “IMPERIUM” es un moderno cerebro de control con un brazo operativo, “INDICIUM”, que eleva las capacidades técnicas y de información operativa, control de patrullajes, puestos policiales, sub delegaciones y delegaciones regionales; 2) un sistema penitenciario en constante ampliación y modernización con su programa estrella en rehabilitación “Yo Cambio”; 3) una ANSP convertida en todo un Instituto de Educación Superior con acreditaciones internacionales; respaldo financiero básico mediante el fondo de contribución especial para la seguridad ciudadana que en un año aportó más de 50 millones, permitiendo retribuir a policías, soldados y agentes penitenciarios con un bono trimestral de $300.00; 4) nuevas herramientas como el CONAB (Consejo Nacional de Administración de Bienes) que ya aporta recursos derivados de las incautaciones a los grupos criminales; 5) instituciones como INDES, Injuve, con exitosos programas de deporte comunitario y “Jóvenes con Todo” que se ha convertido en insignia en prevención y nuevas oportunidades para la juventud; 6) los programas de Educación Flexible y Universidad en Línea, Escuelas de Tiempo Pleno con los que el Mined responde a la demanda de oportunidades; 7) declaración de 67 municipios libres de analfabetismo, a los que se espera sumar 12 este mismo año; y 8) el extraordinario esfuerzo nacional de Prepaz bajo el Viceministerio de Prevención con la campaña exitosa de borrado de grafitis de violencia, y la recuperación y habilitación de espacios recreativos en las comunidades.
Solo la unidad nacional nos permitirá acelerar el paso a nuevos y mejores resultados.
