La historia de nuestro país es una constante represiva, en la que, para conservar el poder, las élites siempre respondieron con brutalidad a las demandas sociales.
Y es que la riqueza, siempre ha estado reunida en muy pocas manos (de acuerdo al BID, el 1% de la población ostenta el 90% de ella).
Así desde el principio de nuestra historia, ésta deriva en represión, en la que el estado elimina las amenazas sociales, y los antisociales, son apenas rufianes abyectos a la comunidad y por defecto, irrecuperables.
Sin embargo, la cosa no es tan simple.
Lo cierto es que la historia pinta la versión de quién la escribe, empero, y a pesar de los esfuerzos por hacer parecer que “…el estado no tiene opciones…”, un elemental ejercicio comprensivo de los hechos permite descubrir que sí los hay.
Por ejemplo, al revisar cómo la riqueza de pocos se incrementa exponencialmente cada año, descubrimos que el modelo impositivo está diseñado para favorecer la elusión y la evasión, además de que es de carácter regresivo ““ es decir, los privados no pagan al fisco de acuerdo a sus haberes, sino que ostentan beneficios orientados a favorecer la inversión interna, cuando en cambio estos llevan sus riquezas a paraísos fiscales del Caribe, donde la acumulación de los sustraído al estado en las privatizaciones pasadas, sigue incrementándose.
Para colmo, el aparato judicial evade sus obligaciones de persecución de delitos fiscales, cuando los implicados son representantes de las élites, quienes en virtual contubernio con estas dan sencillamente largas procesales para agotar así los tiempos legales, “viéndose obligados” a exculpar el delito y al delincuente, despidiéndose con un gracioso, “…disculpe por las molestias…”.
Si el estado en el gobierno que sea, el presente para el caso, desea hacer justicia, ahí hay una muy rica cantera para comenzar: impulsando la adopción de un modelo fiscal progresivo moderno, a la vez que se depure el aparato judicial para cumplir su función persecutora de todos los delitos.
Si hay algo en lo que el actual ejecutivo tiene presencia y dominio, es el mediático, forzando la adopción de parte de la asamblea, de una actitud proclive a lo correcto políticamente hablando, que es distinto de lo técnicamente viable, que les corresponde, lo que es peligroso, y sin embargo útil en el presente momento cuando menos, si así lo desea, para promover las correcciones fiscales necesarias para financiar los proyectos que el ejecutivo tenga.
Ahora bien, la persecución y represión de la evasión de impuestos, nunca ha pasado de meros shows fiscales, sin efecto práctico alguno, lo que equivale a extender la idea de la impunidad del poder por el poder, lo que deconstruye las conductas antisociales que vemos.
¿Qué sucedería, empero, si en vez de continuar con el circo represivo que ahora vemos, se persigue a quienes esquilman al estado, los grandes elusores y evasores del fisco?
Ello sin duda tendrá el efecto que todos deseamos, el de una primera aproximación a la justicia.
La que siempre ha sido apenas un circo.