Por Carlos F. Imendia.
La reciente inauguración de la nueva Biblioteca Nacional donada por el gobierno de China, alumbrada con modernas luces LED , moderna arquitectura, atrayendo a ese enjambre poblacional lleno de curiosidad por lo que vieron en la cadena Nacional, donde el Presidente de la Republica, su hermano y el encargado de la Biblioteca , eran llevados por los distintos niveles en lo que parecía un paseo futurista, lleno de simuladores, maquinas, robots, impresoras3D maquinas que hacían café personalizado y el escudo de El Salvador o del Gobierno de El Salvador y hasta un restaurante italiano de lujo, en ese punto neurálgico capitalino, casi fundacional de la añeja San Salvador de casi 500 años.
Trajo a mi memoria, la toma de posesión de la vara edilicia del Dr. Norman Quijano, en su primer periodo como Alcalde, en donde, esa vez con cierta cautela en la noche, en un centro capitalino flanqueado por la criminalidad y las agrupaciones delictivas se celebraba la gala del paso de mando de los gobiernos municipales de la izquierda a la derecha, ARENA gobernaba nuevamente desde don Mario Valiente, esa noche parqueamos en el famoso edificio de la plaza Morazán, y pasando dicha plaza tan sucia y desordenada propia de un día con actividad comercial y en presencia del Teatro Nacional modestamente iluminado, y en sus inmediaciones la banda de la Fuerza Aérea afinando sus instrumentos. Un dispositivo de seguridad bien organizado, nos llevaría a movilizarnos del teatro Nacional al Palacio Nacional donde se llevaría a cabo la recepción, en ese trayecto aun iluminado por la viejas luminarias de sodio, el parque Barrios Casi apagado y la Catedral, ensombrecida pero iluminada culturalmente por el aun viviente Mosaico del gran Fernando Llort.
Recuerdo esa noche, haber tomado fotos con mi cámara digital desde un balcón del Palacio Nacional, con una Canon, de la plaza Gerardo Barrios, casi a oscuras someramente iluminada por los foquitos de sodio, muy diferente de lo que actualmente hemos visto con ese derroche lumínico y espectacular de la Nueva Biblioteca en pleno 2023. Pero, con la reflexión más realista que podamos hacer, volviendo al tema de los 500 años de la fundación de San Salvador, desde la cuesta del palo Verde, va a ser un tanto difícil arrancar de raíz todo los males que siempre han aquejado a dicha capital salvadoreña, el ladronismo y el raterismo, los malvivientes y asesinos que se mueven en las sombras, las seductoras prostitutas que espían a sus clientes desde sus piezas en casonas viejas, los vagos, los huelepegas , los indigentes durmiendo en los portales, los vigilantes que cuidan los negocios, los chuchos que andan buscando algún pedazo de algo, los taxistas, etc. Ahí está ese Centro Histórico Indomable, que a pesar de haberse rehabilitado de sus vicios y tantas destrucciones, ahora tiene una nueva cara, un tanto deseada por las nuevas generaciones, de orden e iluminación. Vuelve a amanecer y la gente busca en el Centro su subsistencia económica.