¿Qué pasa con CODECA?
¿Qué pasa cuando una organización popular no se alinea con la geopolítica y, en consecuencia, tampoco toma partido entre facciones oligárquicas como las del finado Arzú y el muy vivo Dionisio y, por ello, tampoco sucumbe a la falsa dicotomía corruptos-incorruptos ni avala la restauración oligárquica en marcha con el Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica, como ocurre con CODECA?
¿Qué pasa cuando una organización popular no agota su activismo en financiados “temas” culturalistas como el etnocentrismo esencialista y las ideologías de género, ni en las industrias de la indignación, la protesta biempensante y la victimización subalterna (a pesar de que el Estado asesina a sus dirigentes locales), y tampoco pacta con ninguna facción oligárquica su acceso al Estado de la mano de la geopolítica, sino persiste en una postura de clase, como ocurre con CODECA?
¿Qué pasa cuando una organización popular reivindica derechos clasistas vinculados al interés mayoritario como la nacionalización de la electricidad, el acceso al agua, el control de la minería y las hidroeléctricas y, en general, de la normativa sobre el capital transnacional, la “ayuda”, los préstamos y la cooperación internacional desde una soberanía nacional-popular en alianza con el pequeño y mediano empresariado indígena y ladino, y las capas medias urbanas y rurales, como ocurre con CODECA?
¿Qué pasa cuando una organización popular cuenta con el más formidable poder de convocatoria y movilización popular en la historia de un pequeño país que ha sido condenado a ser plan piloto de la geopolítica y mercado cautivo de una oligarquía monopolista, delincuencial y fascista, así como víctima de un sistema judicial, legislativo y ejecutivo que conduce el Estado en razón del interés oligárquico y geopolítico, sin representatividad ciudadana real y manejado por el crimen organizado, como ocurre con CODECA?
¿Qué pasa cuando una organización así no se deja hipnotizar por los cantos de sirena de legiones de oportunistas cuya visión política se agota en llegar a ser presidentes ―para lo cual cambian su discurso elitista por uno de barato populismo―, y a pesar de ello es capaz de una apertura y flexibilidad que la lleva a relacionarse con todos los sectores sin perder su esencia de clase y su objetivo de democratizar la economía oligárquica en favor de la pequeña empresa mediante un Estado plurinacional y popular, soberano, autónomo y separado del poder oligárquico, como ocurre con CODECA?
¿Y qué pasa si esta organización construye un partido político llamado Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), que plantea una unidad multiclasista y plurinacional que democratice la economía, el Estado y la interculturalidad, como lo hace CODECA?
Pues pasa que llegó la ocasión de recobrar el país para sí mismo. Por eso la oligarquía ¬â€•del lado de Dionisio― crea una izquierda rosa y una derecha lila para oponérselas, mientras del lado del arzuismo y la “institucionalidad” se criminalizan sus actos y se le persigue. Tanto unos como otros mandan asesinar a sus dirigentes. Y lo hacen porque le temen. Es el miedo del opresor al pueblo organizado. Un pueblo que no quiere otra Venezuela ni otra Cuba, sino otra Guatemala. Una digna, soberana y próspera gracias al concurso de todos: campesinos, obreros, capas medias y empresarios no-monopolistas que anhelan tener un futuro promisorio por el cual valga la pena luchar.