Está muy, pero que muy bien, lo aplaudo, que la intelectualidad liberal constitucionalista critique al actual gobierno. Está en su derecho, es necesario y la asisten unas cuantas razones, pero, ya que presume de autonomía e inteligencia, sería bueno que ella eligiera la cancha desde la cual combate y que no se la asignaran otros.
Les hace falta a nuestros brillantes cerebros liberal constitucionalistas un terreno propio desde el cual disparar sus críticas a Bukele, un terreno que distinga su discurso del lenguaje y los intereses que hay detrás, por poner un ejemplo, del presunto liberal constitucionalismo de los editorialistas del Diario de Hoy.
Una cosa es sumarse a la heterogeneidad opositora para vivir la ilusión del consenso – ¡Ey, vaya discurso el del diputado Parker¡– y otra muy distinta es no tener terreno propio, lenguaje propio, agenda de debate propia y alternativa política propia.
A falta de todo esto, por muy bien intencionadas, justas y acertadas que sean sus críticas al actual gobierno, sus voces acabarán siendo absorbidas y rentabilizadas por el mayor poder y la agenda más clara de fuerzas políticas que solo son liberal constitucionalistas hasta donde les conviene y cuando les conviene.
Sería bueno que nuestros liberales de izquierda, recuperasen e introdujesen por la puerta de atrás algunas categorías del análisis político marxista, podrían hacerse preguntas tales como ¿Quién hegemoniza al bloque liberal constitucionalista en este momento?