viernes, 12 abril 2024
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Puesta en escena: violaciones y agresiones sexuales en El Salvador

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Nuevos hechos han marcado el amplio espectro que significa la violencia contra las mujeres en El Salvador; como esta vive, convive y se mantiene amparada en la cultura, una cultura que culpa a las mujeres y exonera a los agresores.

Situación que he visto y valorado ante el reportaje de la LPG titulado “Los abusos que esconde el escenario”, publicado en junio recién pasado; en él se señala como desde el campo de las artes escénicas se han venido realizando abusos de poder los cuales se traducen a través de agresiones sexuales y violaciones contra mujeres.

Un breve análisis del accionar de las diferentes instituciones y su funcionariado por un lado y por otro el pensamiento observado desde profesionales e intelectuales reconocidos por su pensamiento de “avanzada” y de la población en general me lleva a considerar como muchos mitos continúan con la misma fuerza que le ha proporcionado los siglos de vida en las mentes de toda la población, es tan fuerte que la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres todaví­a no ha mermado el imaginario colectivo en cuanto a la valoración de las mujeres.

Algunas consideraciones relevantes en los hechos a los que hago referencia son: en primer lugar señalar la asimetrí­a de poder entre los agresores (hombres) y las agredidas (mujeres) que fueron violadas y/o acosadas sexualmente en donde los primeros poseen el poder y las segundas se encuentra en una condición de sumisión por ser una relación de profesor y/o empleador en ambas condiciones tienen el poder, impedientemente de su minoridad de edad o no de las agredidas.

Segunda consideración es  ¿Por qué nunca lo dijeron antes, y esperaron tanto tiempo?, cabe decir que un alto porcentaje de mujeres no comentan a nadie sobre sus experiencias de violación y mucho menos ejercer una denuncia legal por los estigmas, y falta de apoyo, además de acuerdo en estudios extranjeros señalan que el 77% de las denuncias quedan en el camino, el 11% recibe alguna repuesta y solo el 0.04% llega a un proceso en la ví­a penal. Se calcula que de 10 mujeres violadas únicamente dos denuncian.

Las repercusiones psicológicas que genera un estrés post-traumático luego de la violación, la cual, además de  ocasionar un fuerte impacto en la autoestima produce estado de angustia, ansiedad, depresión, reincidencia de sueños y recuerdos invasivos. Todos estos sentimientos, con el paso del tiempo, pueden dar lugar a la aparición de problemas de adicción a ciertas sustancias como las drogas o el alcohol. También suelen conducir a un intento de suicidio. Lo importante es hacer notar lo profundo del daño que ocasiona una violación y lo difí­cil que resulta ir rápidamente a la denuncia legal, razón por la cual pasan mucho tiempo y algunas nunca toman esta decisión: denunciar.  

En cambio los agresores por considerar que les está permitido fácilmente revierten la escena y de agresores pasan a agredidos al justificar que todo es un producto de una calumnia, muchas veces sostienen que fueron “seducidos”, etc.

Para el caso en reflexión considero que las instituciones deberán conocer más el espí­ritu de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres y en consecuencia tomar resoluciones conforme a esta. Por la magnitud de las consecuencias psicológicas ocasionadas a las ví­ctimas de violación,  no entiendo porque es un delito que prescribe. Deberí­a ser como  en la niñez cuando son ví­ctimas de relaciones incestuosas que no prescriben. 

Una última consideración al el Estado salvadoreño, es necesario fomentar ese cambio cultural que se necesita en donde una primera acción deberí­a estar encaminada al trato que se hace de las mujeres que son ví­ctimas de violación. Por todo lo anterior: “Yo creo en los testimonios de todas las mujeres que valientemente irrumpen este silencio impuesto por el patriarcado, en especial a Rosa y Egly que han desenmascarado a algunos de los patriarcas de las artes escénicas salvadoreñas”.

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Gilda Parducci
Gilda Parducci
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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