El secretario Técnico de la Presidencia, Roberto Lorenzana, informó esta semana que se ha presentado una propuesta de acuerdo fiscal a los partidos políticos, en particular a ARENA.
En declaraciones reproducidas por el medio digital Transparencia Activa, Lorenzana detalla que la negociación con el principal partido opositor tiene un doble propósito: por un lado, aprobar el presupuesto estatal del próximo año con el financiamiento acorde a los criterios de la Ley de Responsabilidad Fiscal y de la Sala Constitucional; y por otro, lograr un “acuerdo de transición” de este gobierno al siguiente que permita refinanciar la deuda que vence en el año 2024, de la cual sólo en el 2019 se pagarán 1,100 millones en eurobonos.
A juzgar por las afirmaciones del funcionario presidencial, el gobierno repite el error de sentarse a negociar sólo con ARENA, partido oligárquico que demuestra una y otra vez que no tiene voluntad política para lograr acuerdos, mantiene su estrategia de boicotear los ingresos públicos y ha truncado todas las mesas de diálogo instaladas por el Ejecutivo.
El gobierno “de izquierda” no dijo una sola palabra ante la propuesta de las organizaciones progresistas que hace un mes plantearon una mesa de diálogo fiscal con todos los sectores de país. Ni Lorenzana, ni el secretario de Participación Ciudadana -y mucho menos el Presidente Sánchez Cerén- respondieron.
Tal silencio expresa la desidia y el desprecio gubernamental frente a las propuestas de organizaciones populares, movimientos sociales y sectores democráticos aliados que piden cambiar la estrategia política y buscar “correlación con el pueblo”.
Los proponentes de una mesa fiscal amplia y representativa plantean un debate fiscal que incorpore a las organizaciones de consumidores, la academia, las empresas, los partidos y el gobierno; y que éste incluya medidas contra la evasión, revisión de las leyes de la elusión y una reforma fiscal progresiva “donde paguen más quienes tienen más”.
Lástima la sordera y la indiferencia gubernamental, que se manifiesta también en el rechazo a las peticiones de cambios urgentes en políticas públicas y en la integración del gabinete.
Ojalá, ahora que la izquierda está concretando algunas definiciones político-electorales, realice giros importantes en el gobierno. De lo contrario, el país deberá prepararse para el traumático momento de tener a la derecha oligárquica nuevamente en el Ejecutivo.