La resiliencia o capacidad de adaptarse a los efectos del cambio climático continúa siendo uno de los grandes retos para El Salvador que se perfila como uno de los más vulnerables de todos los países tropicales. Aunado a esto, preocupan las proyecciones que revelan que la sequía, por un lado y las extremas lluvias por otro, son una tendencia que va acelerarse durante los próximos años.
Es ante esta realidad que el Banco de Fomento Agropecuario (BFA) y la Federación Luterana Mundial encabezan el foro “Iniciativas para Reducir Desigualdades por el Cambio Climático”, para establecer mecanismos que fortalezcan la resiliencia con un enfoque de justicia social.
Ambas instituciones también han firmado un convenio como respuesta a la necesidad de una mejor gestión de emergencias y desastres socio ambientales en El Salvador y los impactos del cambio climático en la producción agropecuaria.
La presidenta del BFA, Lilian Vega, aseguró que hay un objetivo común es “acompañar en diferentes procesos de respuesta y recuperación frente a los riesgos climáticos para responder a estos grupos con dignidad y justicia en el tema de la seguridad alimentaria”.
De acuerdo con Germanwatch -organización alemana- entre 1993 y 2012, el país se ubicó en la posición 13 entre 78 países más propensos a sufrir los embates de eventos climáticos. Además por año se reporta un promedio de 34 muertes por cada 100 mil habitantes y la pérdida anual promedio de 0.86% del Producto Interno Bruto (PIB), por las mismas causas.
Por su parte Elena Cedillo, representante regional de la Federación Luterana Mundial, indicó que este es el momento oportuno para realizar alianzas y trabajar porque las afectaciones a sectores vulnerables como los agricultores sigan profundizando brechas de desigualdad.
Vega agregó que en el caso del BFA, se brinda crédito al 99% de personas que lo solicitan especialmente en el rubro de cultivo de granos básicos, del que buena parte se concentra en el corredor sector. “Es posible que a las mismas personas que atendemos, sean también las más vulnerables”, explicó.
Añadió que hay muchos mecanismos que necesitan ser mejorados para mitigar muchas problemáticas en esta materia, a la vez que recordó esfuerzos como el programa de microseguros anunciado hace algunos meses.
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“En nuestro país no existen seguro, el mercado no tiene en su lógica la justicia climática, ni la resiliencia, ni la adaptación del cambio climático por lo que se necesita que el Estado o sociedad civil se generen las condiciones”, dijo Vega.
Thomas Hirsch, director de Climate & Development Advice, explicó que el incremento paulatino de las temperaturas a nivel global, continua cambiando el comportamiento del clima y dando paso a fenómenos que ponen en riesgo la seguridad de la población, sobre todos de los sectores vulnerables.
Cedillo reiteró que es ante este panorama, que se hace urgente que las comunidades y pequeños productores puedan adaptarse a los cambios del clima y reaccionar ante un desastre y de ser la extensión de microseguros una de las vías es necesario recordar que hay que subsidiar primas, y hacer más accesible los procesos para adquirir uno.
“Debemos dar acceso a los que más sufren y no únicamente a grandes corporaciones o empresas (“¦) diferencias para trabajar en términos de equidad e igualdad”, dijo en conferencia.
El BFA cuenta con una proyección de colocación de $162 millones, el 65% a agricultores específicamente de granos básicos.
Con relación al programa de microseguros que se está afinando contempla la posibilidad para todas las líneas de la cartera: sector agrícola, ganadería, caficultura y caña de azúcar. Aunque es un banco pequeño y solo representa el 2% del sector financiero, provee más del 35% de todo el crédito agropecuario a nivel nacional.