En el inicio de la jornada legislativa semanal, la comisión del Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa, que largamente ha pospuesto el abordaje del tema del agua finalmente lo hizo, conformando apresuradamente el ente rector que la administrará, al que suma un alto porcentaje de privados.
Solamente un diputado del partido que siguió electoralmente al recién elegido ejecutivo, así como la totalidad de la representación oficial se negaron a acompañar dicha conformación.
La razón: desmarcarse rechazando la privatización del agua.
La premura y atropello con que se realizó la creación del ente rector, recuerda los "madrugones" con los que la derecha legislativa receto tantas medidas de carácter económico a la población en el pasado, procurando siempre minimizar la resistencia o anulando mediante la fuerza.
Algo similar a acontecido en el presente, pero además ubicándolo intencionalmente en el final de la actual gestión y con el ánimo de manipularlo mediáticamente para endilgar al ejecutivo que finaliza los costes políticos de tal medida.
La manifiesta malicia es aún peor, puesto que sugiere lo concertado entre la principal fuerza legislativa opositora y el ganador de las presidenciales recién pasadas de éste y otros proyectos privatizadores.
Podemos especular que además de la razón señalada arriba se lo debe sumar el esfuerzo por evitar el desgaste de asumir el coste de la misma, pudiendo llegar a la presidencia con "las manos limpias", conservando lo más posible su popularidad.
Ello se evidencia en el hecho de que al rechazar el nuevo ejecutivo tal medida de la oposición, reclama al actual ejecutivo vete su concreción, sin asumir de paso el compromiso de tomar tal medida en el momento mismo de llegar a la presidencia, demostrando así los compromisos que hasta ahora ha rechazado.
