In memoria de Enrique Álvarez Córdova
EN AQUEL TIEMPO que se considere lejano
A este hijo de industriales terratenientes
Al Jugador de Futbol y de Polo
Creció como todo niño pero no como crecen
Los hijos de los pobres “A la buena de Dios”
Hijo de esas mamás que recomiendan
“No me lo vayas a descuidar por favor Por lo que más quieras”
Educado a las costumbres de su clase
Alimentado con cucharas de plata
Vestido de satín y terciopelos de lujo
Luciendo relojes labrados de oro
Y el padre lo enseñó a manejar sus bienes
Con el fin de que hiciera más bienes
Con la fuerza de trabajo de los pobres
Pero cuando aquel oligarca hubo crecido
Vio a su alrededor la injusticia
La desigualdad social entonces
Repudió las costumbres de su clase
Quiso cambiar todo mal estado de cosas.
Aquel hombre sin ambiciones explotadoras
Generoso de corazón construyó en su tierra
Escuelas clínicas una despensa familiar
Repartió sus tierras a manos de los pobres
Volviéndose abanderado de su pueblo
Por entonces fue condenado por su clase
Al cadalso de la muerte y la tortura
Esta es la parábola del oligarca justo
Que intentó bajar el cielo de un asalto
Que murió en el altar del sacrificio
Que resistió a pesar de las adversidades
Y se volvió un abanderado de la rebelión
Y se fue a la calle a dar el grito “únete pueblo”
Junto a la lucha de los más humildes
Alfonso Velis Tobar ( Poeta y escritor salvadoreño).
De “Despojos de la locura” (Inedito, 2018) Ilustración Sergio Kokis (Brasil-Quebec)
NOTA: El 27 de noviembre de 1980, dentro de una tensión política y coyuntura de violenta guerra civil en El Salvador “Escuadrones de la muerte” fuertemente armados invadieron por asalto tomándose el Colegio Católico “Externado de San José” en San Salvador, donde se encontraban dando una conferencia de prensa para denunciar la represión en contra del pueblo por parte de la dictadura militar la Fuerza Armada de El Salvador y en contubernio con la oligarquía, quienes ante los ojos del pueblo, bajo actos violentos de barbarie, secuestraron a los miembros del heroico Frente Democrático Revolucionario (FDR), entre ellos el terrateniente Ing. Enrique Álvarez Córdova(Presidente del FDR), Juan Chacón, Humberto Mendoza, Doroteo Hernández, fueron llevados a lugares desconocidos, luego en posterior día en diferentes lugares de la capital fueron apareciendo los cadáveres de los secuestrados, con señales de evidentes torturas, maltratos, contusiones, estrangulación, fracturas, mutilados de todas partes de sus cuerpo y con perforaciones de balas 9 mm en sus craneos destrozados sin misericordia alguna por los sicarios del crimen los secuestradores, escuadrones de la muerte financiados por la Oligarquía salvadoreña en compadrazgo con miembros de la Fuerza Armada Salvadoreña. (Nota de Alfonso Velis Tobar)