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Operación de Estado

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En la tarde del pasado jueves siete de junio, desde las estructuras de la campaña de José Antonio Meade, candidato a la presidencia del PRI-PVEM-PANAL, se empezó a distribuir a los medios un video, construido con información falsa, donde se acusa a Ricardo Anaya, candidato por el PAN-PRD-MC, de supuestas maniobras financieras.

El video repite, con la misma información falsa, la maniobra mediática orquestada cuatro meses atrás en la que intervino la campaña de Meade y la PGR. En esa ocasión, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró a la PGR culpable por el uso faccioso que hizo de su autoridad.

Después de recibir el video, algunos directivos de medios hablaron directamente con Anaya, para decirle tení­an ese material y ofrecerle el espacio para que contestara a la denuncia. Elemento esencial de la maniobra, orquestada desde Los Pinos, era que el candidato cayera en la trampa y se presentara en los medios a defenderse de la acusación.

Muy pronto al candidato y su equipo de campaña les quedó claro cuál era la maniobra. Que él se hiciera presente en los medios, que gustosamente se le ofrecí­an, para defenderse de una acusación falsa, filtrada sin saber quién se hací­a responsable de la misma. Hubo medios que se prestaron al juego.

Quedaron también claros los propósitos. El primero y más importante responder a la denuncia hecha por Anaya de que existe un pacto de impunidad entre el presidente Peña Nieto y el candidato López Obrador. Las evidencias son muchas y se acumulan en la medida que pasan los dí­as. El segundo, enfrentar la afirmación que hizo Anaya en la Universidad Iberoamericana de que el presidente es corrupto y de ganar la presidencia llevarí­a su caso a tribunales.

El tercero dañar la candidatura de Anaya dí­as antes del tercer debate. Meade está en tercer lugar en todas las encuestas serias. Su equipo de campaña trabaja, en una intensa operación polí­tica y con mucho dinero, para generar la percepción de que Anaya cae al tercer lugar y Meade sube al segundo.

En esta ocasión, la reacción de Anaya fue inmediata y en los términos que debió haberlo hecho la primera vez. A una acción polí­tica, un video construido con maña e información falsa, se responde polí­ticamente y no con argumentos técnicos. Solo horas después, Anaya contesta en un video que hace evidente la maniobra y acusa de manera directa al presidente Peña Nieto como su principal actor.

Esta respuesta rápida y contundente no la esperaban en Los Pinos. Aborta la maniobra del gobierno y la campaña de Meade. Se sabe que el video es el primero de dos o tres más contemplados en esta operación de Estado. ¿Seguirán con la estrategia a pesar de su fracaso? El resultado inmediato y evidente es que la campaña de Anaya se revitaliza y obtiene nuevas adhesiones y mayor difusión.

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Rubén Aguilar Valenzuela
Rubén Aguilar Valenzuela
Columnista y analista de ContraPunto. Doctor en Ciencias Sociales, con una Licenciatura y Maestría en Sociología y Estudios de Desarrollo Institucional; exfuncionario del gobierno mexicano.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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