Una magna exposición digna de verse
Invitado por el Museo de Arte Contemporáneo de Santa Bárbara, California (MCASB), tuve el placer de participar en la extraordinaria exposición Guatemala from 33,000 km: Contemporary Art, 1960-Present, que tuvo lugar tanto en el MCASB como en el Westmont Ridley-Tree Museum of Art, del Westmont College, en Montecito, y en el Community Arts Workshop, en Santa Bárbara. Esta magna exposición estuvo curada por Miki García y Emiliano Valdés, y estará abierta al público hasta el 17 de diciembre.
En el correspondiente simposio del viernes 20 de octubre, en el Westmont College, varios guatemaltecos participamos en charlas y paneles compartidos. Así, Rosina Cazali habló sobre “Violencia y trauma en el arte guatemalteco” y sobre “El paisaje como espacio cuestionado” en nuestro arte. Silvia Herrera Ubico habló sobre “Experimentación formal y abstracción geométrica”, así como sobre “Historias del arte paralelas”. Martín Fernández lo hizo acerca de “Perspectivas de género” y “Religión, espiritualidad y metafísica”. Y yo ofrecí una charla sobre “Violencia política en el arte guatemalteco” y otra sobre “Racismo e identidades en el arte contemporáneo de Guatemala”. Durante los paneles, contamos con la participación activa de Miki García y Emiliano Valdés en todos estos temas.
Es de destacar la excelente organización realizada para este evento por el personal del MCASB, así como el interés y el entusiasmo evidenciados por el público asistente a la exposición y el simposio, tanto por los estadounidenses y europeos, como por los guatemaltecos que viajaron especialmente para estar presentes en estos actos, en los que pudieron ver obras de Roberto González Goiry, del Grupo Vértebra, de Margarita Azurdia, de Luis Díaz, Efraín Recinos, Isabel Ruiz, Regina José Galindo, Darío Escobar, Renato Osoy, Benvenuto Chavajay, Edgar Calel, los hermanos Poyón y muchos otros, en un espectro que va desde los posvanguardismos de contenido popular del arte de la Revolución del 44 y el realismo crítico y el abstraccionismo figurativo de los 70, hasta llegar a las performances y las piezas de arte conceptual de la actualidad, muchas de las cuales ponen en cuestión nuestras incertidumbres y torvas bipolaridades identitarias, así como nuestra historia inmediata, tan saturada de violencia e interdiscriminaciones étnicas en claves esencialistas.
La problemática de Guatemala fue, pues, ampliamente discutida desde la cultura, la psicología, la sexualidad y los estilos artísticos. Pues, si hay una expresión que abarque en su totalidad nuestra compleja vida social, esa es la expresión artística y literaria. Y, dicho sea sin el menor asomo de chauvinismo, si hay un producto de primera calidad en Guatemala ese es su arte y su literatura. Y desde hace ya algunos siglos.
Es por ello que me produjo una gran satisfacción haber sido invitado a este simposio y ofrecido al público mi versión de lo que el arte moderno y contemporáneo expresa en mi país. Y más satisfacción me dio el conjunto de comentarios de vivo interés de muchos de los asistentes, quienes se me acercaron para comentar nuestras problemáticas económicas, políticas y de manipulación de masas y control psicológico de voluntades, hoy a la orden del día.
La playa de Santa Bárbara, las palmeras meciéndose al viento, el espléndido clima de estos días de octubre y los momentos compartidos con los anfitriones permanecerán ―junto a mi satisfacción― siempre conmigo.