Las mujeres en todo el mundo son protagonistas de muchas batallas por la defensa del agua, por tutelar los derechos humanos y por salvaguardar la tierra. Sin embargo, también son las primeras en ser atacadas por el régimen político que intenta callar sus voces por medio de maniobras de descrédito, criminalización, judicialización, persecución política y asesinatos.
El asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres es un caso emblemático de un patrón de persecución contra defensoras ambientales y de derechos humanos que ha incrementado paulatinamente en la región centroamericana en la última década, señaló Vidalina Morales presidenta de la Asociación de Desarrollo Económico Social Santa Marta (ADES).
“Según un reporte de la organización Global Witness publicado en 2017, Honduras, Guatemala, Nicaragua y México se encuentran entre los diez países con la más alta criminalización sistemática a las defensoras ambientales y la más alta negligencia ante las denuncias por persecución por entes no estatales”, manifestó Morales.
Este patrón de persecución es una muestra del continuo debilitamiento de la institucionalidad democrática de la región, situación que ha vivido en carne propia la activista salvadoreña Sonia Sánchez, quien fue encarcelada por defender el bosque de Santo Tomás, pero fue absuelta de cargos gracias a la presión social, hecho que dejó un precedente en el país sobre la necesidad de legislar medidas de protección para las defensoras ambientales, destacó Sánchez.
“Y como ambientalista estamos en la necesidad que el Estado salvadoreño cree mecanismos de protección y garantías para que los y las ambientalistas hagamos nuestro trabajo sin amenazas y riesgo. Estamos enfrentando criminalización y judicialización por el simple hecho de defender los bienes comunes y eso es defender la vida”, aseguró.
Si bien no siempre se les reconoce, las mujeres desempeñan un papel esencial en garantizar la protección de los ecosistemas y luchar contra los proyectos extractivistas, como es el caso de la minería metálica en El Salvador.
“Las mujeres siempre estamos al frente de las luchas, porque somos las primeras en defender los bienes naturales porque sabemos que somos las primeras en salir afectadas por los impactos de la contaminación por proyectos de muerte como la minería metálica. Por eso defendemos el agua y la lucha es en la calle”, argumentó Miriam Ayala, vicepresidenta de la Asociación para el Desarrollo de El Salvador (CRIPDES).
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de las Mujeres, aún falta mucho por hacer por parte del Estado salvadoreño, denunció Ana Campos, representante de la Organización de Trabajadoras del Sexo de El Salvador (OTS).
“La mujer no solo es el cuidado afectivo de niñas y niños, sino también el cuido de lo ambiental, el tema del agua. Somos las mujeres que mayoritariamente estamos con el compromiso que nos han asignado de los bienes naturales. Pero no se ha logrado un reconocimiento ni valorización del trabajo que las mujeres realizamos y el Estado tiene ese compromiso pendiente”, acotó Campos.
Casi 20 años después, las mujeres están realizando grandes progresos y los gobiernos recurren cada vez más a su experiencia y liderazgo cuando deben adoptar decisiones importantes relativas al medio ambiente. Aun así, todavía queda mucho por hacer para apoyar el papel de la mujer en la toma de decisiones y la garantía de protección a las defensoras de la tierra, enfatiza las Naciones Unidas.