Agencia Alemana de Prensa (dpa)
La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, anunció hoy que los países ricos cumplirán este año por primera vez su promesa de conceder miles de millones en ayuda financiera a los países más pobres para la protección del clima.
“La buena noticia es que, tal y como están las cosas ahora, estamos en camino de alcanzar finalmente la suma de 100.000 millones de dólares este año”, declaró Baerbock en la primera jornada del Diálogo Climático de Petersberg, que se celebra en Berlín.
En 2009, los países industrializados prometieron en Copenhague movilizar 100.000 millones de dólares anuales para la protección del clima en los países en desarrollo hasta 2020, algo que aún no se ha conseguido.
Alemania, dijo Baerbock, ya se comprometió a aumentar su propia contribución con fondos públicos a la financiación internacional hasta al menos 6.000 millones de euros.
Sin embargo, la ministra germana puntualizó que también se necesita una financiación privada masiva, razón por la cual Alemania, junto con Estados Unidos, está presionando para llevar a cabo reformas en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Baerbock hizo hincapié en los efectos del cambio climático para algunos países y declaró: “Para todos nosotros, esta crisis es el mayor reto de seguridad de nuestro tiempo”.
A la vista de los esfuerzos de protección del clima realizados hasta la fecha, el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados respecto a la época preindustrial es considerado cada vez menos realista.
En el Diálogo Climático de Petersberg, representantes de más de 40 países se preparan para la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP28), que tendrá lugar en Dubái a finales de año.
En Berlín, el sultán emiratí Ahmed al-Jaber, presidente de la Conferencia de Dubái, se comprometió a la rápida expansión de las energías renovables en todo el mundo. “Aceleraremos la aplicación en ámbitos como las energías renovables, que deben triplicar su capacidad para 2030 y duplicarla de nuevo para 2040”, declaró.
Al-Jaber dijo que quería apoyar una regulación inteligente para promover el hidrógeno y permitir el almacenamiento comercial del dióxido de carbono perjudicial para el clima.
El presidente de la COP28 alertó que los países más pobres no podrían cambiar de rumbo sin ayuda: “Los países más pobres representan más de la mitad de la población mundial, pero solo contribuyen con el doce por ciento de las emisiones globales, mientras que 800 millones de personas no tienen ningún tipo de acceso a la energía”.
Antes, Baerbock abogó por una expansión mundial de la producción de energía eólica y solar y anunció su intención de promover el debate sobre la posibilidad de alcanzar un objetivo de generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables en la COP28.
La ministra germana explicó que la reunión en la capital alemana no es una conferencia convencional cuyo objetivo es buscar un mínimo consenso: “El Diálogo Climático de Petersberg es una conferencia de trabajo que reúne sobre todo a quienes realmente quieren hacer algo”.
En Berlín, el director general de Greenpeace Alemania, Martin Kaiser, comentó que si Baerbock y el canciller Olaf Scholz querían contribuir al éxito de la COP28, debían afirmar ya claramente que allí se debe poner fin a la quema de petróleo y gas.
“Hay que evitar a toda costa que el Estado anfitrión suavice este anuncio que ya debería haber hecho para no sobrepasar el límite de 1,5 grados”, alertó Kaiser.
Por su parte, la activista alemana Luisa Neubauer instó a los participantes en Berlín a actuar. “Un retraso hoy solo significa una cosa: destrucción”, afirmó, según una transcripción de su intervención no pública facilitada por Fridays for Future.
Neubauer rebatió las objeciones de que las medidas radicales de protección del clima no eran realistas: “No es realista vivir en democracias pacíficas cuando los medios de subsistencia están desapareciendo. No es realista que las economías se desarrollen en ningún sitio cuando el mundo está en llamas”.
