Luz para el cine en El Salvador

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Una entrevista al cineasta Julio López Fernández, quien produce y dirige la pelí­cula documental "La Batalla del Volcán", un relato de testigos de diversos estratos y organizaciones sobre la ofensiva en noviembre de 1989.

El encuentro no fue casual. El joven cineasta me llamó para preguntarme si me interesaba hablar del pasado conflicto, más bien de la mayor ofensiva de la ex guerrilla en noviembre de 1989. La producción de la pelí­cula documental “La Batalla del Volcán” estaba en su etapa final y acepté.

Y luego de hacerme preguntas junto a Roberto Cruz, uno de los fundadores de Comandos de Salvamento, pactamos la entrevista que yo le harí­a, de su proyecto y de la situación actual del cine salvadoreño, tan minimizado. Nos encontramos para el desayuno en una cafeterí­a de un moderno centro comercial, de esos que abundan, mientras los parques escasean.

Pero antes, la entrevista junto al veterano socorrista fue sobre los combates entre guerrilleros y soldados en los altos de la entonces elegante colonia Escalón, hoy marginada por los millonarios que huyeron a las alturas del volcán Quezaltepec o a la cordillera del Bálsamo.

La primera parte fue sobre los sucesos enfrente de una casa al estilo de la arquitectura china y en donde ambos vimos una tanqueta del ejército en llamas.La intención de Julio fue recrear la escena a través de dos testigos y pronto la memoria se activó y recordé una rueda de prensa de los jefes rebeldes que encabezaron a la tropa guerrillera Dagoberto Gutiérrez y José Luis Merino ““entonces el poco conocido “Ramiro”- y hoy poderoso hombre de negocios y del partido gobernante Fmln.

Luego nos fuimos a la plaza Sandino, detrás de nosotros el marco impresionante del volcán, para seguir con los recuerdos de esos dí­as aciagos y  después en la terraza del hotel, por ese entonces “El Salvador Sheraton”, para recordar junto a tres ex jefes guerrilleros, entre ellos Vladimir Flores “El Choco”, la forma en que atacaron ese lujoso lugar en el que estuve alojado junto a mi esposa y tres hijos, del cual ellos salieron en tanqueta con el ex Secretario General de la OEA, Joao Baena Soares.

Luego en la entrevista que le hice a Julio López me habló un poco de su vida, de sus sueños, del cine, de sus proyectos audiovisuales y de por qué está entusiasmado con el apoyo gubernamental a la producción de cine, el cual cree puede destacar de aquí­ a tres décadas.

Pero también aludió la polí­tica, la guerra civil que concluyó en 1992 y por qué decidió que en su documental escasamente entrevistara solo a dos polí­ticos, uno de cada bando y los demás, de unos 80 en total, no solo combatientes, son personas vinculadas de una u otra manera a esas dos semanas de combates, principalmente en la capital denominada ofensiva “Hasta el tope”.

“Nací­ de madre salvadoreña y padre guatemalteco en México DF en  1981. A la edad de 12 años mi familia se estableció acá y estudié mi primaria y bachillerato, luego fui a estudiar Comunicación Polí­tica. Al terminar mi carrera me vine a El Salvador para ayudar a fundar una productora que es Trí­pode Audiovisual. A partir de 2007 comenzamos a producir videos, hice  documentales, aunque en México estudié fotografí­a documental, prácticamente aprendí­ haciéndolos.

Desde hace unos tres años tuvimos la necesidad de hacer un trabajo a nivel profesional por lo que habí­amos aprendido y es así­ como nace el proyecto de la ofensiva (La Batalla del Volcán).

Como director he hecho tres cortometrajes de ficción y un largometraje documentalco-dirigido con José Luis Sanz; varios cortometrajes documentales, reportajes, musicales y creamos un sitio 01 Tv en donde pusimos materialescentroamericanos. Fui a talleres aquí­, en Costa Rica, Alemania, México y Dominicana.Ganamos un premio en el festival de Cartagena, Colombia, también uno de un festival español.   Con la experiencia empecé a ayudar a otros proyectos. Como productor estrenamos en 2015 mi primer cortometraje junto a Tatiana Huezo, la directora de ´El Lugar más Pequeño´. También estrenamos ´El Cuarto de los Huesos´ con Marcela Zamora. Trabajo en México en donde vivo y me invitaron a un documental que se llama ´El Remolino´ de la Laura Herrero.Los cortos que hice son: ´México y El Salvador´, luego ´Plaza de Cocos´ y otro que se llama ´¿Sabe Dónde queda?´. Ahora quiero hacer ficción”.

-¿Hacer ficción cuesta más que un documental en El Salvador?

“Creo que la razón mayor es que son elevados los costos, es más caro hacer una ficción, una buena ficción, según los estándares internacionales. A un lado la condición del paí­s en la que hasta ahora empiezan a haber, apenas ahora, condiciones, (aunque) no hay escuela de cine, no habí­an fondos cinematográficos, no hay ley de cine”¦ Uno tení­a que salir y conseguir dinero para hacer cine aquí­, era difí­cil, pero ahí­ va, hay mucha gente interesada. Malacrianza de Arturo Menéndez es la primera pelí­cula de ficción profesional en muchos años, creo va a inaugurar un periodo que una vez comience va a ser como una ´bola de nieve´ ya no va a parar. El Salvador es el que menos pelí­culas de ficción tiene (en la región).

Ha habido documentales que han marcado a las generaciones que estamos trabajando ahora y han dejado escuela, aunque algunos fueron de extranjeros o gente formada fuera como El Lugar más Pequeño, La Vida Loca (de Christian Poveda) y El Cielo Abierto de Everardo González.

-¿Crees que hay un futuro prometedor con estas nuevas producciones?

Yo estoy seguro de eso. Todas las cinematografí­as del mundo han surgido por el apoyo estatal, si no lo hay es muy difí­cil levantarla. Ahora con los fondos que da el ministerio de Economí­a, el Fondo Pixels ya se van a comenzar a producir varias pelí­culas al año, y eso nos va a generar de todo. El cine siempre ha sido arte y entretenimiento, negocio. Mientras haya pelí­culas enfocadas a la memoria histórica, al discurso artí­stico, se va generando eso y estoy seguro que eso va a ocurrir y de mejor forma y más rápido si el Estado apoya, luego lo hará la empresa privada.

-Hay que tomar la batuta, pero ¿por qué Economí­a y no Cultura?

La ley de cine, por una u otra razón, no fue aprobada en la Asamblea y entiendo que ya se habí­an paralizado las cosas por eso de la falta de una ley y por otro lado hubo oportunidad de fondos a través del ministerio de Economí­a, más como una idea de creación de una pequeña industria, que con una intención de generación de productos culturales. Y como ya existí­a el fondo Pixels para animación, no fue tan complicado abrir una categorí­a más para hacer cine y ha funcionado.

-Ustedes tienen ya el apoyo para la producción (La Batalla del volcán)”¦

Si, este material de la ofensiva fue apoyado por ellos el año pasado con 50 mil dólares, este año (2015) entregaron, según lo que dicen las bases, 10 apoyos de 75 mil dólares cada uno. Con eso sale una pelí­cula a un costo centroamericano o salvadoreño. Es una posibilidad increí­ble, es una motivación para la industria.

-El apoyo es general, van proyectos documentales y ficción, cortos, ¿pero es un préstamo?

No, no es reembolsable, lo que si es que uno tiene que aportar como productor una contra partida del 10 por ciento. Hoy por hoy tenemos el mejor fondo de cine en Centroamérica, Panamá daba más dinero pero en 2014 suspendió los fondos. Hace dos años era un sueño lejaní­simo.

-¿No ha habido apoyo, no hay una ley que sustente crear una industria, que genere escuela?

El prestigio que tiene AndreGutfreund y su visión hacen que se le abran puertas, que la gente lo escuche, probablemente los cineastas jóvenes no tenemos la entrada a ciertos cí­rculos ni captamos la atención de los tomadores de decisión, pero él sí­ y respaldado por todos, por gente de fuera, de sectores, culturales, de otros cineastas y empresarios logran aglutinar un grupo que va y presenta proyectos, que además son proyectos benéficos para todos.

Apoyo pese a crisis y sacar la cultura de la oscuridad

-¿Es bueno para el paí­s, que pese a la crisis se impulse este proyecto?

Si, en realidad es una inversión mí­nima respecto a los beneficios que podés obtener. Más allá de que se movilice al gremio de gente que hace cine, el valor cultural o el beneficio es invaluable. Podés cambiar gran parte de la realidad de este o de cualquier paí­s teniendo una identidad  basada en elementos sólidos”¦El cine, visto desde el punto maquiavélico, es el arma más poderosa que existe, entonces si los gobernantes quisieran instaurar una idea o generar cierto discurso propagandí­stico pudieran hacer pelí­culas épicas que hablen sobre lo que ellos quieran. Los nazis fueron los primeros que lo hicieron y viste todo el éxito que tuvieron.

Afortunadamente en el Estado (salvadoreños) no están haciendo pelí­culas propagandí­sticas, pero está dando voz a los cineastas para que empiecen a hacer y a eso le veo algo benéfico para el paí­s.

Somos de los pocos paí­ses en el continente que no tenemos cinematografí­a nacional y como eso hay un montón de cosas, en eso deberí­amos estar trabajando.

El Estado ahora está financiando proyectos cinematográficos, pero una cosa es que empiece a financiar proyectos y otra es tener una cinematografí­a exitosa, de taquilla y con reconocimiento internacional. Si tomamos el caso de México, que después de la Época de Oro del cine, hubo un decaimiento de dos décadas y lo peor fue en los 80, se tardaron 20 ó 30 años en tener lo que tienen ahora. Somos optimistas porque debí­amos dar el primer paso y ya lo dimos, y bajo ese sentido estoy contento y feliz de que los dimos, ahora llegar al objetivo nos puede tardar 10, 20 ó 30 años, verdad. De aquí­ a que una pelí­cula salvadoreña gane en el Festival deCannes tal vez falten 30 años o gane el Oscar a la mejor pelí­cula extranjera lo mismo.

-¿Y a que atribuí­s esa ceguera del Estado salvadoreño respecto a la cultura?

El paí­s en una crisis social permanente desde su fundación (por lo que) la cultura ha estado en el último cajón de las prioridades, hasta allá abajo. Habrá pocos artistas que han logrado sobrevivir solo de su arte, pues uno tiene que hacer un montón de sacrificios, no hay escuelas, no hay apoyos, no hay espacios para exponer la obra, no hay una creación de público, es decir es una crisis.

Ahora bien, con el Fondo Pixels el cine en El Salvador está en otra situación.Hablás con los teatreros, los escritores, los músicos y ellos ven este fondo como ´púchica qué chivo´. No lo tienen ellos, nos dicen “aprovechen ahora que hay porque no sabemos cuánto va a durar” y la responsabilidad recae en el gremio de cineastas, tenemos un reto del tamaño del planeta. El problema es que para que haya una pelí­cula extraordinaria tienen que haber cinco regulares, dos medio malas”¦es parte del proceso por el que debemos pasar.

-¿Esto puede animar a la empresa privada para apoyar proyectos de cine?

Definitivamente, porque es negocio. En Honduras hay casos de comedias comercialesque han generado ganancias de docenas de miles de dólares, o sea es un súper buen negocio, obviamente en ese formato y género, que es muy comercial. Si a un empresario le decí­s dame 10 dólares y te voy a devolver 100 vas a encontrar a alguien que va a invertir rápido. Y eso sucede en todos lados, en México,  hace un par de años hubo casos muy emblemáticos para su cinematografí­a: como representantes del cine de autor Carlos Reygadas y Amat Escalante ganaron cada uno y de forma consecutiva el premio a mejor director en Cannes, ese mismo año Eugenio Derbez logró que su comedia comercial ´No se aceptan devoluciones´ fuera la pelí­cula mexicana más taquillera en la historia del cine mexicano. Me parece que ese modelo, con grandes exponentes en el cine de autor y el cine comercial, deberí­a ser al que debemos aspirar en El Salvador.

-¿Y vos estás aplicando tu experiencia en México para que aquí­ el éxito del cine sea posible?

Yo creo que es posible tener una industria salvadoreña en la medida en que el Estado dé el primer empujón.Todas las cinematografí­as del mundo han iniciado con apoyos del Estado. Un clarí­simo ejemplo para El Salvador deberí­a de ser República Dominicana. En ese paí­s, que es parte del SICA y tiene las mismas condiciones de nuestros paí­ses centroamericanos, el gobierno anterior decidió invertir en cine y ahora se están produciendo un montón de pelí­culas, documentales, pelí­culas comerciales y de autor. Es decir, es un modelo que ya ha sido probado en otros paí­ses y que no tendrí­a por qué no funcionar aquí­.

-¿Y esos anuncios incluidos en las pelí­culas ahora, ustedes lo han experimentado o no es tiempo?

Sí­, se llaman ´productplacement´, me parece que aún no se han explorado del todo esas posibilidades comerciales con la empresa privada. En México, por ejemplo, hay fondos que les permite a las empresas exonerarse de impuestos y en vez de pagarlos dan fondos a una pelí­cula y es un modelo que ha generado un montón de pelí­culas exitosas. Lo que pasa es que las empresas normalmente invierten en pelí­culas cuya temática esté de acuerdo a su producto. Por ejemplo, si yo quiero hacer una pelí­cula sobre la violenciaen El Salvador me va a costar un montón conseguir una empresa que me de su producto para ponerlo a cuadro o que ponga su logo, porque no es el discurso que quiere promover la empresa. No podemos obligar a una transnacional a una empresa privada que apoye algo que no le guste, y eso es algo que ha pasado siempre. Sin embargo si hay pelí­culas que las empresas apoyan con gusto. Por ejemplo Industrias La Constancia apoyó un documental que se produjo en nuestra casa productora que se llama ´Cuatro Puntos Cardinales´ de Javier Kafie. Habla de cuatro historias ocurridas en cada uno de los puntos de El Salvador, historias que tienen un final feliz, un mensaje positivo. El mensaje va muy acorde a los intereses de la empresa y la apoyaron.

La Batalla del Volcán, la polarización y los sueños

-¿Cuál es tu futuro, aparte de terminar de producir esta pelí­cula documental?

Como director estoy trabajando ahora en la adaptación de un cuento de Melitón Barba.  Como productor estoy con Marcela Zamora, este año rodamos un documental, el nuevo de Marcela. Estamos preparando dos carpetas más para  dos pelí­culas nuevas de Marcela. Este año haremos la gira para la pelí­cula mexicana ´El Remolino´ de la que soy coproductor. Es una historia sobre una comunidad en las orillas del rí­o Usumacinta en Chiapas.También terminaremos ´La Batalla del volcán´ que eso creo nos va a traer un montón de pláticas en el paí­s, porque espero que después de ver la pelí­cula tenga ganas de conversar sobre sus experiencias con la guerra civil.

-¿Se ha hablado con Secultura para abrir las salas de cine que están cerradas, olvidadas, tiradas?

 Creo que no se ha hablado, pero a mí­ me da la impresión que es una tendencia a nivel mundial. El modelo de salas de cine de empresarios locales ha dejado de existir porque hay salas en los centros comerciales y les han terminado de sacar del mercado. Sin embargo eso no implica que se cierren los espacios para proyectar cine que no sea comercial. En todos los paí­ses en que hay cinematografí­a existe la cineteca nacional, es una sala de cine grande que no solo expone lo que se está produciendo en el paí­s y lo de fuera, exhibe además la historia del cine. Tiene ciclos de la cinematografí­a de autores, preserva la memoria cinematográfica.

Es imposible volver a los cines de aquel tiempo, se entiende. Así­ ha pasado con la evolución del mercado, (pero) que no tengamos cinemateca nacional sí­ es grave, como es igual de grave no tener escuela de cine, son como las diferentes fichas para poner en el tablero para empezar a jugar. El proyecto de la Cinemateca nacional lo escribió hace un par de años Jorge Dalton, solo falta la voluntad polí­tica para los fondos”¦quizá con un millón de dólares.

-¿Tomaste en cuenta a sectores en el poder en 1989 o a quienes les das voz en La Batalla?

La pelí­cula da voz a los combatientes de ambos bandos y a los civiles, y sí­ hay dos representantes de la polí­tica de mayor perfil público y son uno de izquierda y uno de la derecha.

-¿Quiénes son?

Rubén Zamora y David Escobar Galindo. Por el tipo de perfil, para que hicieran una especie de reflexión. Hay un ex comandante guerrillero también con el que no hacemos análisis, contamos una anécdota que me pareció interesante. Los tomadores de decisiones han contado ya sus versiones. Son importantes sus decisiones, pero para la memoria colectiva también son importantes la señora a la que se le metió un comando guerrillero a su casa, la señora que perdió a un hermano en las calles de Soyapango, la estudiante que se mete a combatir sin haber tirado nunca una bala o el soldado que se enfrentó solo contra un comando. La gente de la calle, la de a pie, te dice cosas en las que el discurso ideológico o de odio pasa a segundo o tercer plano. Los que están más empecinados en seguir en ese discurso polarizado son las élites polí­ticas.

-¿Has pensado en producir una ficción sobre el paí­s?

A mí­ me encantarí­a. Si yo pudiera hiciera algo sobre el 32, por ejemplo, una pelí­cula de ese tramo de la historia, me encantarí­a algo sobre Prudencia Ayala y hoy por hoy una sobre la ofensiva del 89″¦jejeje pero serí­a cara, tendrí­a que construir un Soyapango y darle fuego para poder hacerla”¦” y sonrió con su idea loca de cineasta.

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Alberto Barrera
Alberto Barrera
Periodista y columnista ContraPunto.
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