Los pendientes

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Este paí­s no puede continuar así­. La realidad debe cambiar y dar un giro radical. Si no, ¿hacia dónde nos dirigimos y qué sentido tiene cualquier cosa en El Salvador? Tiene que haber un ¡basta ya!

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El Salvador entero está supuestamente de vacaciones, de como se dice popularmente "las merecidas vacaciones" en celebración al Divino Salvador del Mundo.

Los polí­ticos se fueron de vacaciones y dejaron cosas pendientes: en el legislativo no se eligieron a los integrantes nuevos de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), que especialmente deben integrar la Sala de lo Constitucional. Como si ello no significa nada.

También los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) fallaron en un caso de cancelación de varios partidos polí­ticos y los dejaron sin poder apelar, así­ que los fallos no estarán en firme hasta después de que se resuelvan las cancelaciones. Tampoco se legalizó a Nuevas Ideas (NI), lo que a su alrededor ha causado tanta polémica, dudas e incertidumbres.

El Salvador entrará en breve a un proceso electoral presidencial que también serí­a convulso polí­tica, social y económicamente.

Nos asombra que en cada proceso electoral de divulga siempre que los protagonistas van a los lugares lejanos, a todos los confines del paí­s, a las comunidades pobres, para conocer sus realidades, como si no se supiera lo que la gente pobre vive.

La realidad es más dramática de lo que parece o de lo que se asoma a la vista. La violencia delincuencial se le roba la vida y las esperanzas a los jóvenes, y con ello a sus familias. Están vigentes los secuestros, los asesinados, las masacres, los torturados y los desplazados a causa de la violencia. Las organizaciones internacionales lo certifican.

Una persona recién se comunicó con nuestro medio para narrarnos con dramatismo inaudito lo que una gran historia de emprendedurismo y de éxito económico familiar, se terminó en un dí­a. "íbamos bien, mi marca crecí­a, daba empleo y buen producto… Pero llegaron a exigirme rentas (extorsiones), so pena de muerte para mí­ y mi familia si no cumplí­a…" 

Triste escuchar semejantes historias que se podrí­an escribir a diario. El joven emprendedor metió en su mochila lo que pudo; mandó a su esposa donde la resguardan con sus hijos menores, y se fue "mojado".

"Es triste… somos miles así­. A muchos de mis amigos los han matado a ellos y a sus familiares por no pagar las rentas, que les sirven a los criminales para fortalecerse y armarse mejor… La impunidad prevalece y parece que nadie hace nada", dijo finalmente aquel emprendedor cuyos sueños quedaron borrados de un plumazo.

Este paí­s no puede continuar así­. La realidad debe cambiar y dar un giro radical. Si no, ¿hacia dónde nos dirigimos y qué sentido tiene cualquier cosa en El Salvador? Tiene que haber un ¡basta ya! No es suficiente decir que han bajado los homicidios y otros actos delincuenciales, cuando la verdad es que todo sube y baja y los cálculos son superficiales, poco profundos e intrascendentes al confrontarlos con los fenómenos de la criminalidad y el miedo social que sobrevivimos. 

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