Los Estados Unidos de ayer y el de hoy

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Los Estados Unidos de ayer y el de hoy

2016 es el año en que el “pueblo norteamericano” toma la decisión en las urnas, de cambiar el rumbo de su país.

¿Qué es lo que ellos deciden cambiar?

El que su país ante sus ciudadanos y el mundo pierde respeto e imagen.

Su dependencia energética afecta su seguridad nacional.

Las políticas conservacionistas exageradas han acabado con la industria manufacturera.

El desempleo aumenta, pues sus fábricas se trasladan a China.

El déficit comercial con China alcanza los 500 millones de dólares.

La migración de ilegales crece y la criminalidad aumenta.

La educación regulada por el gobierno pierde calidad.

Los altos impuestos no favorecen la creación de empleos y empoderan el sistema burocrático que penaliza la transferencia de propiedades, reduce y desestimula la inversión.

El aumento de regulaciones aumenta en años la posibilidad de obtener aprobaciones de proyectos de desarrollo privados, estatales y nacionales.

Se promueve el aborto.

Se prohíbe que se desee “Feliz Navidad”.

Las organizaciones religiosas viven bajo la amenaza de la enmienda John-son.

Se prohíbe orar en las escuelas.

Se promueve el uso de servicios sanitarios mixtos.

Los gobiernos generan en todo el mundo guerras ilegales, que no termi-nan.

Promueven y financian el terrorismo y los gobiernos islámicos.

Derrocan a gobiernos en todo el mundo, antes electos por ellos, porque deben implementar políticas liberales más radicales.

Promueven el fraude electoral en los cinco continentes.

Altos dirigentes demócratas y republicanos reciben enormes cantidades de dinero a cambio de créditos otorgados.

No permiten el desarrollo de la producción energética nacional, para fa-vorecer el negocio petrolero de un presidente y su familia. Aumentado el costo del petróleo, sube el costo del transporte y aumenta el precio de “to-do” lo que se transporta y los ciudadanos de todo el mundo deben pagarlo.

La justicia es corrompida y el gobierno de turno instrumenta sus institu-ciones para coaccionar a rivales políticos.

Blancos, negros y latinos ciudadanos, no encuentran trabajo y los salarios no aumentan en años.

El consumo de drogas y las muertes por el opioide sintético fabricado en China alcanzan el nivel de pandemia.

La fuerza armada carece de munición, de repuestos para sus aviones, no se aumenta el salario de los soldados y el costo de las guerras hace crecer su deuda. El maltrato a los veteranos de guerra los conduce a la muerte prematura.

Las naciones aliadas desconfían de los gobiernos que se turnan.

Las guerras y apoyo al islamismo traen el terrorismo al país y a Europa.

Promueven regulaciones comerciales regionales y en ellas buscan que sus corporaciones prevalezcan sobre los gobiernos de países “amigos”.

La migración de ilegales es promovida por ONG financiadas con dinero de contribuyentes.

Los golpes de estado y las elecciones fraudulentas que promueven resultan en guerras “civiles” y en gobiernos antagónicos a sus intereses.

Sus ciudadanos son mantenidos divididos con campañas racistas financiadas con fondos de contribuyentes.

Los gobiernos electos nunca cumplen sus promesas. Pero los Carter, los Clinton, los Bush y los Obama, miembros de gabinete y agencias de inteli-gencia al terminar sus gobiernos, milagrosamente se han vuelto millonarios.

China actúa sin restricciones en EE. UU. compran voluntades, chantajean altos jerarcas de gobierno, se adueñan de la industria del cine, influyen en la educación y sus empresas compran científicos mientras la dictadura se enriquece robando patentes y derechos de autor.

La corrupción de esa clase gobernante norteamericana y corporativa cómplice permite a China proyectase como la nueva potencia hegemónica para el 2050. Ante esta perspectiva el partido comunista chino decide im-plementar el plan expansionista más ambicioso de la historia.

A esos gobiernos y “líderes” no les importa que un régimen comunista se convierta en el modelo a seguir, pues ellos como élite, creen que no serán afectados.

El gobierno de Donal J Trump que el pueblo norteamericano elige en 2016 combate y revierte toda pudrición y claro está, que el plan de los ante-riores gobiernos y el de China de convertirse en poder hegemónico, no serán alcanzados.

Por estas razones se hizo necesario desatar el virus chino y el fraude electoral en EE. UU. Acciones con las que los traidores intentan recuperar el poder.

Poder que el pueblo norteamericano decidió por segunda vez negarles el 3 de noviembre del 2020.

La libertad es innata del ser humano y se la devolveremos al pueblo de China.

(*) Ernesto Panamá es Escritor

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas
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