Hace unas semanas los titulares de los medios de comunicación acaparaban nuestra atención por el reordenamiento del Centro Histórico de San Salvador, lugares nunca antes vistos que habían estado ocultos por la jungla de láminas y tendido eléctrico, volvieron a resurgir y a mostrar su belleza a los capitalinos.
Llamó la atención que ante el desalojo y el desmantelamiento de las estructuras metálicas de los vendedores informales el Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) no utilizó ningún perdigón, macana o gas pimienta; no estalló la violencia, a diferencia como el último desalojo en el Centro capitalino durante la administración de Norman donde hubo una batalla campal, pedradas, incendios, daños materiales y detenidos. Algunos especialistas hablan de la “Reubicación del desorden” es decir que la alcaldía por medio del diálogo y la mediación pudo reubicar a vendedores en otro sitio y construirles sus puestos.
El Centro Histórico de la capital salvadoreña vive el día a día en medio del caos propiciado en sus calles por el transporte colectivo, contaminación y congestionamiento que hacen imposible poder imaginar un lugar de sano esparcimiento familiar; la inseguridad es otra gran piedra de tropiezo, los grupos delictivos imperan y dominan algunas zonas lo cual lo hace muy peligroso sobre todo para los jóvenes.
Actualmente vemos signos de que nace una nueva esperanza de transformar esta capital indómita, la “Estruendópolis” como la llamaba el más grande cronista salvadoreño Arturo Ambrogi, reavivar su espíritu cultural, académico, de identidad e historia; que busca atraer inversionistas, ONGS, instituciones para que vuelvan a dar vida a la capital más antigua de América Central (de casi 500 años).
Es interesante lo que plantea el proyecto LIVE , por medio de la inversión en el área educativa , la intención corporativa de rescatar al Centro, nace del emprendedor Alfredo Atanacio Cader y la finalidad es un Co Living, o sea un lugar de apartamentos para estudiantes universitarios, en la zona poniente del Centro donde se ofrecerán habitaciones bien equipadas para estudiantes con internet, video vigilancia, conserjería, en un perímetro resguardado donde los pupilos participarán en actividades académicas, culturales, entretenimiento y de estudio, lo que podemos resumir de ese ambicioso proyecto es la idea de volver a decirle a los capitalinos: “El Centro vuelve a ser seguro” Habrán espacios para el desarrollo y la cultura nuevamente.
Pero, tenemos que tener claro, que San Salvador posee dos Centros, el primero con valor histórico porque ahí nació la ciudad en el año de 1524-1525 y en él se gestaron las acciones independentistas en 1811, su punto de partida es sobre la avenida España al costado poniente de la catedral metropolitana lo que se conoce como el km. 0. Y el Centro moderno de la ciudad ubicado en la Plaza Salvador del Mundo.
El Centro Moderno ha estado olvidado por las comunas de turno y sus consejos municipales ya que se concentran más en el rescate del Centro Histórico (como instrumento electoral) que en la conservación y el fortalecimiento del Centro Moderno de San Salvador. Antes del Centro Histórico se llega primero al Centro Moderno, el punto de llegada por excelencia, de ahí llegan o parten personas para las distintas zonas del país, eso lo pudimos apreciar para la beatificación de Monseñor Romero, del Occidente, Sur, Norte y Oriente del país. Centro Neurálgico corporativo de la banca, de las telecomunicaciones, universidades y el comercio, aglutinando las plazas más importantes del país. El Centro moderno es más seguro que el Histórico, epicentro de la inversión, es importante que las comunas de turno promuevan el Centro Moderno y que este siga creciendo en armonía y orden; respetando ordenanzas de la municipalidad, que sea atractivo para el turismo como carta de presentación.
El Centro moderno de San Salvador urge de políticas públicas, firmes ordenanzas municipales, mantenimiento, promover inversión, programas sociales, fortalecimiento de comunidades, más cultura, desarrollo local, salud y conservación del medio ambiente; evitar que crezca desordenadamente. Evitar que la población siga viviendo a merced del irrespeto, inseguridad, vulnerabilidad y atraso.
Hay que reconocer que se están viendo cosas buenas como: Iluminación, planes de bacheo, buenas ordenanzas, óptima recolección de desechos y reordenamiento, pero existe una palabra clave para el sostenimiento de estas buenas ideas: “Seguimiento”.