lunes, 15 abril 2024

Los culpables del fin de ARENA

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(Parte del contenido de la 3ª. Edición de “Los Guerreros de la Libertad”)

ARENA acumulaba derrotas electorales y tras el revés electoral del 2001. Walter Araujo quién presidía el COENA era sustituido por Roberto Murray Meza, de quién se rumoró era el posible candidato de Roberto d’Aubuisson, para la presidencia de El Salvador, luego de Alfredo Cristiani.

Murray permaneció como presidente de COENA hasta marzo del 2003, período en el cual conformó un Consejo Ejecutivo Nacional, para lo que no tomó en cuenta los consejos de los fundadores, y actuando salomónicamente designa personajes del poder económico salvadoreño y a sus empleados como miembros del COENA.

Como presidente se elige a Archie Baldocchi Dueñas, (2002 – 2003). Ricardo Sagrera, Carlos Enrique Araujo Eserski, Roberto Palomo Salazar, Guillermo Sol, y representando a la familia De Sola, es nombrado Manuel Arce Suárez, entre otros empleados quienes ocupan el resto de los lugares en la dirección del partido.

En marzo del 2003, se integra al COENA Ricardo Poma a quién Flores se comenta le había ofrecido la candidatura presidencial, pero éste se retira tras un breve período.

ARENA continuaba en manos de los poderes económico, industrial y comercial del país, pero ahora dejaban el anonimato y daban la cara. Los “conservadores y liberales” de los grupos de poder se unían en la cúpula de ARENA.  

La nueva dirigencia impuesta dejaba claro que el partido dejaba de pertenecer al pueblo. La oligarquía creía que hacer política era igual que soplar y hacer botellas. La verdad les sería revelada cuando de nuevo el pueblo emitiera su voto en las urnas.

Gloria Salguero Gross, con quien nunca acordé en la forma en que negoció con los “dueños” del partido, declara entonces: “Se ha dado la privatización de ARENA”. Esta fue la única vez en que coincidí con su opinión.

Mi respuesta a lo acontecido fue menos radical, publiqué un artículo titulado “Oportunidad de Oro”, en las páginas editoriales del Diario de Hoy el 26 de septiembre del 2001. Les otorgaba entonces a los dueños del partido el beneficio de la duda. Pensé, teniendo dinero deben tener cerebro.

Suponiendo que habiendo tenido el valor de dar la cara los “empresarios”, para dirigir a ARENA, existía la posibilidad de que escogieran a los mejores en política para dirigir la entidad que representaba sus intereses y los del pueblo. La realidad fue decepcionante, mostraron la miopía más crasa en cuanto a conocimiento y manejo político partidario.

En una empresa laboran personas de diferentes partidos, ideologías y credos políticos, y unidos, motivados por un buen salario que satisface sus necesidades hacen crecer la empresa.

En política la relación de la dirección con la masa (fuerza laboral política) es diferente, y el creer que por que ellos, la dirigencia, paga a los empleados del partido y la propaganda, los votantes obedecerían eligiendo a quiénes la cúpula partidaria designara, fue su pecado mortal.

En la política, la lealtad y unidad de pensamiento son fundamentales, y estos principios venía siendo ignorado desde que “oculto” el poder económico dirigía el partido. Ellos tenían la autoridad de “escoger” diputados, alcaldes, ministros a quienes pagan sobre sueldos para que legislen en su favor.

Con estas acciones el voto ciudadano continuaría a la baja, y esto los conduciría a perder el control del gobierno viéndose obligados a negociar con la oposición; aumentando la corrupción, la que ya venía afectando a la población y era causa de pérdida de votos.

La “dirigencia oligarca” de ARENA debe enfrentar elecciones de diputados y alcaldes, y careciendo del mínimo conocimiento político, volando sus helicópteros   empolvando a humildes campesinos, y sus empelados alternando con el pueblo, seguían el rumbo equivocado.

La selección de candidatos a cargos públicos en esta oportunidad fue desastrosa; personas serviles, anteriores burócratas del FMLN, personas ligadas al narcotráfico fueron nominados, estos últimos eran bien venidos pues ahorraban gastos de campaña a la cúpula, pues el candidato ofrecía cubrir los costos, (lavaban dinero).

Los posibles candidatos honrados no aceptaron las nominaciones, obligando al COENA a efectuar alianzas y solicitar a los areneros que votaran por candidatos del PCN o PDC, con pasados oscuros, otro factor que se sumó a la reducción de votantes.

La lista de candidatos “escogidos” sometida al presidente Flores, fue la más nefasta de nuestra historia partidaria y además se les garantizaba inmunidad a los narcos que resultaran electos. Exdiputados en prisión en EE. UU. confirma lo que aquí leen.

Relatan que el presidente del COENA Archie Baldocchi, no me consta, al ser informado que no se contaba con suficiente gente para supervisar el conteo de votos tras el evento electoral, “ordenó” que los empleados del Banco Agrícola Comercial fueran a cuidar urnas. Por temor, los empleados sacrificaron y cumplieron la orden, abandonando los centros de votación terminado el evento, dejando el recuento de votos en manos de los otros partidos.

Lo que aquí relato, quienes agitan banderas, los fanáticos, nunca lo conocieron. Estas personas son incapaces de analizar; cantar la marcha, levantar el puño es todo para ellos, derecha e izquierda, es su mundo político.

La derrota en la elección del 2003 era claramente esperada.

A esto se sumaba la intransigencia del presidente Francisco Flores quién no da solución al conflicto del Instituto del Seguro Social y además fracasa en el intento de militarizar ARENA. La injerencia de Arena estratégica y el permitir que el conflicto del I. S. S. S. se alargue hasta pasadas las elecciones tiene un efecto negativo.

El resultado electoral fue de tal magnitud contrario a los intereses del partido, que los “únicos” responsables eran la dirigencia del COENA; pues Flores se lava las manos como Pilatos.

La derrota conduce a que, el presidente de ARENA sea sustituido por otro empresario exitoso, Ricardo Sagrera, quién también es ajeno al quehacer político.

El expresidente Armando Calderón, solicita públicamente la renuncia al COENA.

La derrota era innegable: En alcaldías se perdieron las más importantes cabeceras departamentales, San Miguel, Santa Ana, Santa Tecla, entre otras, y en la Asamblea Legislativa también se perdió terreno y repuntó el PCN, partido que postuló a los candidatos que rechazaron correr por ARENA. Cristiani dijo entonces: “perdimos el voto de la clase media”.

Me permito hacer de su conocimiento que a los fundadores se nos consideraba como dinosaurios. La propaganda que por 23 años el FMLN desarrollaba, ligando al partido con los escuadrones de la muerte empezaba a calar, y los oligarcas dueños del partido, aseguraban que nuestra presencia dañaba la imagen del partido. Jóvenes de entonces Walter Araujo, Guillermo Gallegos, René Figueroa, quienes se consideraban líderes se unían a estas posiciones, pues nos consideraban una amenaza a sus carreras políticas.

En esta oportunidad tras la derrota a los fundadores el COENA nos convoca, era la primera vez que lo hacía, y estaba en manos del poder económico. ¿La situación cambiaba? El llamado parecía interesante.

Pero al llegar a la cita, no nos recibió el COENA, Calderón y Cristiani responsables de las anteriores derrotas nos recibieron.

El retiro de la clase económica de la dirección del partido me pareció una actitud cobarde, y a la vez innecesaria; pero desconozco las circunstancias que los motivó a desaparecer como niños traviesos que, al ser descubiertos se escondían. Pero en realidad solo volvían a dirigir el partido desde el anonimato. ARENA, estaba condenada a desaparecer.

Ernesto Panamá es Escritor

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas
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