El reciente ataque con misiles a Siria, el día 14, por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, dirigido a tres objetivos, y habiendo impactado con 32 misiles, no causó bajas aunque si su destrucción y luego de haberse comprobado que 71 de los misiles fueron derribados por las defensas sirias (ITAR-TASS), se ejecuta como retaliación por el ataque no comprobado de armas químicas, y a apenas horas de iniciarse las investigaciones de los inspectores que la OPAQ envió para determinar la dinámica de los hechos, y teniendo un solo propósito: obstaculizar la indagación.
Llama la atención que luego del ataque, el EAS por medios convencionales ocupó DUMA, sometiendo a GUTA oriental a la última fase del cerco de estrangulación al terrorismo superviviente que se encuentra en la locación precisa del supuesto ataque, y que es responsable del uso de armas químicas contra de la población civil, lo que está ampliamente documentado y comprobado.
El hecho es de relevancia pues denota inconsistencias claves en la tesis occidental sobre el uso de armas de éste tipo por Damasco, pues a pesar de la brutalidad del Daesh, financiado por EU, Francia y RU, y respaldados por Turquía e Israel, corroborado por los organismos internacionales que investigan los crímenes de lesa humanidad cometidos en Siria, el EAS no se ha valido de medios alternos para someterlos militarmente, además de golpes de efecto cinético sumado a operativos mecanizados y batidas de infantería, limpiando el terreno, siendo abatidos los terroristas o rendidos por centenares y hasta miles; ante tal realidad resultaría incoherente del mando sirio utilizar armas químicas – que la OPAQ ya certifico destruyo en un ¡CIENTO POR CIENTO! en 2013 – y que no necesita pues sus tropas son superiores; en tal caso es fácil determinar que la acusación, que tampoco se permitió demostrar, es una excusa para reducir la capacidad militar del EAS, brindando oportunidades al terrorismo para reabastecerse.
El EAS ha arrinconado y vencido al terrorismo, siendo solo en éste territorio donde opera, imponiéndose la política de negociación y desarme impulsada desde Moscú, que facilitó el desarme de miles de yihadistas que dejan de combatir ante la amenaza de ser abatidos, y al tiempo que en la ONU la moción de censura impulsada por Rusia no era admitida por el consejo de seguridad, tampoco mostradas las supuestas pruebas que aseguran detentar los agresores, o respondido al representante sirio por la cuestión de compartir la información sobre la locación de los sitios supuestos de producción de químicos para así demostrar por medio de la OPAQ, que los tales existían.
Es decir, ni existen las pruebas y se impide sistemáticamente su recolección, pues nunca se facilitan fuera de los despliegues mediáticos, lo que hace reconocible su intención: un operativo con la intención de remover un gobierno legítimo, afectando a Irán y Rusia, aislando al primero y procurando asfixiar económicamente al segundo, ubicando en Damasco a un títere dócil a occidente, anulando así la salida del gas ruso al Mediterráneo, y reduciendo o anulando su soberanía financiera.