viernes, 12 abril 2024
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Por Ernesto Panamá

En tus primeros años el aprendizaje depende de los padres, maestros y amigos y antes de alcanzar la mayoría de edad en los 60s, la radio, prensa y TV se suman a tu formación, pero la madurez aún no llega, el actuar continúa siendo impulsivo y el dogma político rector es la polarización.

Las condiciones políticas y geopolíticas de entonces manipulan la del Estado y gobierno de El Salvador obligando a los ciudadanos a tomar partido con la izquierda o la derecha.

Considerándome de clase media, la “derecha” fue mi opción. La propaganda, la desinformación y las ilusiones impedían pensar en la existencia de otra alternativa, además a esa edad no investigas, escuchas y sigues lo que a tu alrededor crees verdad, el mundo debe ser de derecha o izquierda.

La razón era nuestra, desafiamos a los padres y en medio de las dudas creemos saber el camino a seguir. Y no estás solo hay compañeros de viaje, con quiénes crees tener estrecha relación, pero al final cada quién sigue el rumbo que a sus intereses conviene y la realidad golpea de nuevo.

Su servidor a los 29 años fue escogió para formar parte con otras 36 personas, a la mayoría no las conozco, para firmar el acta de fundación del partido Alianza Republicana Nacionalista, el que “coyunturalmente” resulta ser el vencedor político del terrorismo.

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Muere el que fuera su líder, los compañeros de viaje no están más, se apartaron, murieron y otros se volvieron cómplices de la dirigencia que paga para que sus órdenes se cumplan, logrando por un par de décadas engañar a los votantes y aumentando sus fortunas.

Los años pasan, las dudas aumentan y el pueblo toma distancia.

Permanecí alejado del país y sin contacto con el quehacer político por una década, período que me permite ampliar conocimientos, reevaluar lo actuado, entender que la derecha y la izquierda son utilizadas para enfrentar naciones, distraerlas permitiendo a corruptos enriquecerse explotando a sus conciudadanos.

El proceso fue doloroso, la explotación causó miseria, violencia, ilícitos, mientras la desculturización era impulsada, pero estas acciones dañinas, contribuyen a la formación de la consciencia ciudadana opuesta a sus objetivos.

Los salvadoreños hemos sido sometido a gobiernos militares, a veinte años de guerra y 70.000 muertos,  gobernados  por la derecha “salvadora” que por veinte años mal nos pagó y habiendo alternativa se elige a la “izquierda” terrorista que paga con la misma moneda.

Esto conduce a la primera muestra popular de consciencia ciudadana en el 2018, en donde solo el 21 % de los electores acuden a las urnas. El mensaje no leído fue: “el 79 % están hartos de izquierdas y derechas”.

Se abrió entonces la oportunidad para el surgimiento de una nueva alternativa de gobierno. Un joven millonario, con efímera participación en el FMLN y expulsado de sus filas, surge como líder político.

La derecha y la izquierda al intentar descarrilar sus aspiraciones logran lo contrario, convirtiéndolo en el símbolo del cambio y es electo presidente en el 2019 con más del 53 % de los votos, su nombre es Nayib Bukele.

Gobierna durante dos años, con la asamblea electa el 2018 y los funcionarios electos por ella, el poder judicial, fiscal, corte de cuentas, etc.

El presidente y su actuación 2019 – 2021 es aceptable para los salvadoreños y en el 2021 su consciencia dicta que es tiempo de “cambio” y da a Nuevas Ideas (NI) más de 60 diputados un triunfo nunca registrado en la historia política de El Salvador, “mayoría calificada”. Esto permite a NI, elegir a los funcionarios de segundo grado y aprobar el presupuesto, sin la concurrencia de otro partido político.

Esto no es leyenda, es registro histórico.

El pueblo en el tercer año de gobierno continúa apoyando con más de un 90 % al presidente electo en el 2019 y las acciones de su gobierno.

Las ilusiones están presentes de nuevo, un El Salvador desarrollado, su familia reunificada y un futuro promisorio para los jóvenes.

Claro, no olvidamos que el gobierno está integrado por humanos, no son perfectos y además existen acontecimientos externos no controlables que pueden hacer que nuestras ilusiones no se cumplan.

Trabajo, unidad y honestidad generan buenos resultados.

Ernesto Panamá es Escritor

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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