Al inicio de la Premier League de Inglaterra nadie se imaginó que el candidato al descenso levantaría el título de campeones. Luego de 36 jornadas del fútbol inglés sucedió lo que todo el mundo esperaba. El Leicester alcanzó su primer campeonato de la Premier tras 22 juegos ganados y un empate, uno de los equipos más regulares del torneo.
El milagro se consumó. "Me da igual cuando ganemos la Premier. Cuánto antes mejor", había confesado Ranieri en la previa. 36 jornadas después, sobreviviendo con un fútbol de contraataque y lleno de intensidad, el Leicester tomó con las dos manos el título.
Los dirigidos por Ranieri se coronaron campeones luego del empate de 2-2 entre el Chelsea y el Tottenham, este último su más cercano perseguidor y aspirante a la corona. El Tottenham necesitaba un triunfo en el campo de los blues para continuar con las aspiraciones de alcanzar el liderato y aplazar el éxito del Leicester.
El Leicester pasó 23 jornadas como líder, un equipo que en un año ha pasado de estar al fondo de la tabla de pociones, a celebrar que son campeones. Han sido fiables, golpeando fuera de casa y resolviendo en su estadio. La regularidad y la competitividad han marcado al equipo de Ranieri. "Somos una familia", es el lema de este equipo.
Después de 30 años de carrera, ya tiene su primera Liga. Y tiene su hueco en el santoral de toda una ciudad junto a Lineker y los 25 héroes de esta gesta.
Los 22 goles de Vardy y los 17 de Mahrez han sido la cara visible de un equipo en el que han lucido los cortes de Kanté, la seguridad de Drinkwater, las carreras de Okazaki, los cabezazos de Huth… Hace siete años, estaban en Tercera. Hace dos subieron a la Premier y hoy son campeones.
Una gesta histórica. La mayor que el fútbol recuerda. Sexto campeón en la era Premier. Segundo fuera de Mánchester y Londres. Leicester hizo posible lo que todos los hinchas del planeta fantasean. El triunfo de los modestos.
Por Redacción ContraPunto/Agencias
