El mundo echará de menos a Muhammad Alí, el boxeador más grande dentro y fuera del cuadrilátero, defensor de los derechos civiles y de la no violencia; el hombre que cambió el boxeo con leyes más justas. Falleció la noche del viernes 3 de junio en un hospital de Phoenix, Arizona a los 74 años.
Su imagen, como la de John F. Kennedy, Marilyn Monroe, Elvis Presley o Los Beatles, estará por siempre asociada a la de una época: los años sesenta y setenta. Ali, conocido también por Cassius Clay en los inicios de su carrera, fue tres veces campeón del mundo de los pesos pesados y campeón olímpico de los semipesados en 1960. Disputó 61 combates como profesional, con 56 victorias y 5 derrotas.
Clay nació en Louisville, Kentucky, Estados Unidos, el 17 de enero de 1942. Nacido como Cassius Marcellus Clay, cambió su nombre a Mohamed Alí en 1964, al calor del movimiento de los derechos civiles.
Según sus biógrafos, su llegada al boxeo se produjo cuando tenía 12 años, cuando entró de la mano de un policía y entrenador aficionado, Joe Martin, en un gimnasio poco después de que le robaran la bicicleta.
Hasta 1959 había conseguido en el campo aficionado numerosas victorias; entre ellas, seis Guantes de Oro de Kentucky, dos guantes nacionales en Nueva York, y dos campeonatos norteamericanos.
No tenía más que 18 años cuando en los Juegos Olímpicos de Roma ganó la medalla de oro de los semipesados y decidió su paso al profesionalismo. En aquellos tiempos, el boxeo estaba, en parte, tutelado por la mafia y liderado por los boxeadores Floyd Patterson y Sonny Liston.
El 25 de febrero de 1964 ganó el título mundial de los pesos pesados, después de un combate frente a Liston en el que hizo alarde de sus dos mejores virtudes pugilísticas, un rítmico juego de piernas y un golpe demoledor.
Una legendaria, y sorpresiva, conversión al Islam
Ese año cobró aún mayor notoriedad al anunciar su conversión al Islam. El púgil militaba en el movimiento Nación del Islam de Malcolm X, que proponía la liberación de los guetos negros y el fin de la segregación racial. Estados Unidos se sintió fascinado ante este campeón rebelde que acumulaba títulos sin cesar.
Alí ganó más dinero que todos los pesos pesados anteriores juntos. En quince peleas que disputó entre 1971 y 1978 se embolsó, por ejemplo, más de 43 millones de dólares. Y como llegó, así se fue el dinero. Generosas contribuciones, fiestas legendarias, caprichos por doquier o negocios ruinosos fueron el final de parte de su fortuna.
Cuadrilátero, Parkinson, cine e hija boxeadora
Colgó los guantes definitivamente después de perder el 11 de diciembre de 1981. Poco después, el 9 de septiembre de 1984, se le diagnosticó que padecía Parkinson, como causa inmediata el boxeo.
Cuando abandonó el boxeo continuó con su labor en defensa de los valores del Islam y de los musulmanes. En noviembre de 2002 visitó Afganistán como "Mensajero de la paz" de las Naciones Unidas. En noviembre de 1999 asistió en Viena a la entrega de uno de los premios que le reconocían como uno de los mejores deportistas del siglo XX, tras ser elegido por un jurado internacional. Pese su abnegada voluntad, era evidente su avanzado deterioro físico.
Al mes siguiente, la revista norteamericana especializada "Sports Illustrated" le entregó el galardón de "campeón más grande del siglo". Su vida fue llevada al cine en 2001 por Will Smith en la película Ali, dirigida por Michael Mann. El 20 de diciembre de 2014 había sido hospitalizado por una leve neumonía.
Estuvo casado en cuatro ocasiones, la última con Lonnie, y tenido 8 hijos, además de adoptar a otro. Laila Ali, la menor de sus hijos, se dedicó al boxeo como profesional y en 2002 se hizo con la triple corona mundial de los supermedios (IBA, IWBF y WIBA).
Con reportes de DW y La Capital (Argentina)