Miles de huesos fueron encontrados entre 1992 y 2004 en la zona de El Mozote, departamento de Morazán, gracias al trabajo de las antropólogas forenses Mercedes Dorette, Patricia Bernardi y Silvana Turner. Son pruebas que han confirmado una verdad hasta entonces oculta.
La conclusión de las científicas fue contundente: “No hay pruebas de que las personas participaran en un combate. Fueron víctimas intencionales extrajudiciales de una masacre”, afirmaron.
En 1981, en los cantones del departamento de Morazán, El Mozote, La Joya, Jocote Amarillo, Cerrón Pando, Ranchería y los Toriles, el batallón Atlacatl, un grupo de las Fuerzas Armada de El Salvador, masacró a las poblaciones de dichas zonas.
En el juzgado de Francisco Gotera, las antropólogas del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) presentaron sus hallazgos, en los que se determinó que en el caso particular de El Mozote se el 74.2% de las osamentas encontradas pertenecían a niños. En esa zona se contabilizaron 143 cuerpos donde 136 eran de infantes. Algunos aun conservaban sus ropas juguetes como canicas.
Las pruebas de la masacre son contundentes y apuntan directamente al Ejército, debido al armamento de calibre pesado. Según los estudios balísticos, los casquillos de balas llevaban inscritas las letras L.C., que significan: “Lake City Missouri”, de fabricación estadounidense.
La escena y los gráficos muestran que los menores fueron encerrados en un lugar denominado “el Convento”, cerca de la iglesia de la localidad, donde les dispararon mientras permanecían de pie y con el rostro hacia el suelo, según la posición de las osamentas encontradas.
El juez, al ver las pruebas, agregó “la justicia en este país les está agradecida”. Por otro lado, los defensores de los militares acusados de perpetrar la masacre no realizaron ninguna pregunta a las especialistas, quienes explicaron a detalle cada objeto encontrado, incluyendo las osamentas y sus posiciones.
Según las organizaciones querellantes, hay prueba suficiente de que el General Rafael Flores Lima, en ese entonces Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Armada, 13 tuvo conocimiento de la ocurrencia de la masacre y tampoco promovió ninguna investigación.
El Alto Mando tampoco tomó medida alguna para evitar la repetición de hechos similares, de manera que las mismas unidades fueron utilizadas en otros operativos y aplicaron procedimientos similares. La masacre de El Mozote fue una violación seria del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de Derechos Humanos.
El Presidente de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, Dr. Mauricio Gutiérrez Castro, ha tenido una injerencia indebida y negativa, con criterios políticos parcializados, en el procedimiento judicial que se sigue en el caso.