martes, 16 abril 2024

La última frontera de la democracia

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Durante los últimos años la Sala de lo Constitucional ha regulado y equilibrado los abusos que se quieren cometer en contra del pueblo salvadoreño: Nuevos impuestos, elección de funcionarios al servicio de los partidos, el actuar individualista de algunas instituciones que desfavorecen  al ciudadano común, proyectos privados que querí­an adueñarse de los espacios y derechos de la población.  La Sala de lo Constitucional  y sus enemigos totalitarios el afán de desbaratarla  y acomodarla a intereses partidarios,  nosotros los ciudadanos iremos viendo como la pobre democracia que tenemos se va consumiendo. La pregunta es: ¿Lo vamos a permitir?

Defender  los intereses comunes del pueblo   ante los abusos de la polí­tica y de la mala gestión, el acercamiento a modelos fracasados, ha sido el continuo lidiar  de la Sala de lo Constitucional, ganándose amenazas, disgustos, “mentadas de madre”,  odio y el interés por destruirla y construirla nuevamente. La Sala ha oxigenado la esperanza en los salvadoreños y ha sido  el escudo protector de los desvalidos que no tienen la voz ni la fuerza para defenderse.

Los partidos de izquierda de los paí­ses  alineados a  Venezuela y Cuba y que buscan a su plenitud el Socialismo del Siglo XXI les interesa controlar Poderes e instituciones del Estado para que las personas no tengan mayor opción ni libertad,  extirpar a la oposición , tal como ocurrió desde el año 2005 en Nicaragua.

Una vez el Sandinismo obediente a Chávez, ante la descomunal inyección de petrodólares a las campañas presidenciales y a la compra de voluntades de la clase polí­tica nicaragüense fue casi imposible  sostener  la postura  de lucha y protesta  de la oposición, cada vez se fue debilitando hasta el punto de   desaparecer.  Lastimosamente el poder judicial fue absorbido en su totalidad por el sandinismo, pocos medios de comunicación han denunciado les vejámenes de Ortega y Fam. Y unas pequeñas organizaciones pretenden hacerle frente al bien construido sistema a favor de los rojinegros, dicha nación Centroamericana cuenta con cuatro poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral; Fuerzas de Seguridad: Ejército y Policí­a en la actualidad dominadas y subyugadas al sandinismo, en el caso de las fuerzas públicas se han convertido en represivas.

El Salvador no ha llegado a esa terrible posición  gracias a la Sala de lo Constitucional que se mantiene apartada  de cualquier interés partidista,  más que la pura vocación en base a lo que mandata la Constitución de la República de proteger los intereses de la ciudadaní­a y  de alguna manera encausando la gobernación  de la Patria.

Lo que más deberí­a preocupar a la ciudadaní­a es   de elegir diputados sensatos que se encargarán de conformar  a la próxima Sala de lo Constitucional. Por esa razón, obviemos las candidaturas presidenciales por el momento  y enfoquémonos  en elegir a los diputados que van a responderle a la gente poniendo a hombres y mujeres de ley  idóneos a dirigir la última frontera de la democracia.  

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Carlos F. Imendia
Carlos F. Imendia
Comunicador, publicista y mercadólogo salvadoreño; columnista y colaborador de ContraPunto
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