viernes, 6 diciembre 2024
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La pugna entre dorados y plateados

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O cómo negocian los simios oligarcas en la República de los Monos

En la selvática República de los Monos se pelearon el Mono de Oro y el Mico de Plata. El primero era aristócrata y el segundo plebeyo. El primero tení­a í­nfulas de encomendero y el segundo de intelectual. El dorado jefeaba un grupo atrasado y finquero, religioso y militarista, y el plateado encabezaba uno corporativo, pragmático y globalizado. Ambos eran oligarcas en la República de los Monos, y ambos se valí­an del Estado para enriquecer a sus familiares, amigos y siervos. Por ello, los dos querí­an usufructuar la Alianza para la Prosperidad (AP) que ―como mecanismo de un plan geopolí­tico regional diseñado para realizar un restauración oligárquica del fracasado sistema económico encabezado por estos dos gorilas― el Estado Unido de Mickey Monkey poní­a en práctica con el fin estratégico de impedir que la región fuera influida por Monochina y Monorrusia, los dos paí­ses que disputaban con el Estado Unido de Mickey Monkey el control del Planeta de los Simios. Al grupo dorado lo habí­an dejado fuera de esta jugada, por atrasado. Y esa era la causa de la pugna entre Mono de Oro y Mico de Plata.

Cuando la Monoizquierda fracasó en su intento revolucionario, se convirtió en una mirí­ada de oenegés a la que llamó pomposamente “sociedad civil”. A ésta la financiaba un megaespeculador global y aliado del grupo de Mico de Plata, llamado Mono Soros, y todos estaban a favor de la AP y de la restauración oligárquica. Un grupo de alegres seguidores de Mico de Plata fundó un club llamado La Monocantina para integrarlo a la “sociedad civil”, creando así­ un grupo izquierdoderechista de servidumbre prooligárquica. Unos integrantes eran izquierdistas rosados y los otros derechistas lilas. Y ambos se entendieron muy bien. Los únicos que se oponí­an al gran plan eran el Mono de Oro y sus dorados porque los habí­an marginado del usufructo de la AP, que consistí­a en más mineras, más hidroeléctricas y más palma africana, rubros económicos que provocaban conflictos sociales de parte de los monos más pobres.

Lo único que podí­a sortear este impase en la ejecución de la AP era la muerte de Mono de Oro. Y como los oligarcas eran cristianos devotos, decidieron dejarle el encarguito a la Providencia. Para sorpresa de dorados y plateados, y de rosados y lilas, la Providencia actuó y se llevó a Mono de Oro de un fulminante cuanto oportuno (para los plateados) paro cardí­aco. Y así­ se solucionó la simiesca pugna intraelitista que impedí­a concretizar el plan geopolí­tico y la restauración oligárquica. Los seguidores de Mono de Oro realizaron por inercia algunos operativos que éste habí­a dejado planificados, pero no tuvieron más remedio que plegarse a los designios globales del Estado Unido de Mickey Monkey y, localmente, a los del Mico de Plata, quien ahora organiza el próximo gobierno rosalila que será la fachada de la restauración oligárquica, con él como presidente y con una mona con look de actriz de kabuki como vice. Previendo que el Mico de Plata sea rechazado por la fauna selvática por su dura imagen neurótica, la izquierda rosada en pleno está levantando la mano a fin de ser ungida para escenificar la farsa con la actriz de kabuki. Y aquí­ deberí­a acabar esta fábula. Pero como se sabe que en la República de los Monos existe una eficaz agencia de inteligencia militar llamada La Providencia, ahora los dorados debaten sobre si fue esta o la Divina Ádem la que dio tan inesperada cuenta del Mono de Oro.

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www.mariorobertomorales.info

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Mario Roberto Morales
Mario Roberto Morales
Escritor, periodista y catedrático guatemalteco; ha sido Premio Nacional de Literatura de Guatemala. Ha escrito novelas, cuentos y ensayos

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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