Ese compromiso puede manifestarse en apoyo pleno al trabajo de los medios de comunicación, sin excepción alguna. Discursos, declaraciones, pronunciamientos, que deben ser acompañados por acciones concretas.
Pero en la práctica, no es así. Predominan discursos contra medios de comunicación, bloqueos, discriminaciones. No se cumple esta parte del componente de la prevención… porque tales manifestaciones incitan a la agresión, que fácilmente desborda en violencia.
Existen otros elementos que son fundamentales y están incluidos en el Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad.
La prensa no es infalible, pero es importante estar informado, leer diversidad de contenidos, que la audiencia pueda contrastar la calidad de los medios y variedad de pensamientos e ideas para la formación de criterios propios. Esa es la esencia de la libertad de expresión: Buscar, recibir y divulgar información sin ningún tipo de fronteras, como lo establece el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Hablo de la protección y de la procuración de justicia. La primera indica la necesidad de aplicar acciones concretas, contundentes, realistas, ante hechos ocurridos. Colombia, México, Honduras y Guatemala tienen experiencia en mecanismos de protección a periodistas.
Sin embargo, deben corregir ciertas fallas que los hacen inútiles, y se convierten en una suerte de farsa o de abono a la burocracia.
La procuración de la justicia es fundamental para el combate de la impunidad. De 17 periodistas muertos y uno desaparecido durante el conflicto armado (1980-1992), no hay registro de capturas, y mucho menos condenas de autores materiales; por consiguiente, intelectuales.
De los 13 casos ocurridos en el país desde 1992 al año 2017, en cuatro hubo procesos contra autores materiales, pero no para intelectuales.
Es momento también de que los periodistas se vinculen a los instrumentos propios de protección a su labor, y que los medios de comunicación también den sus aportes; sobre todo en tiempos en que arrecia la violencia contra el gremio, hay más amenazas, restricciones legales, y esfuerzos de muchos sectores en atacar la credibilidad de los medios.