Las fincas ecológicas familiares, generan una gran variedad de productos, servicios e ingresos para las familias agrícolas. Estas también son más rentables que los monocultivos, al tiempo que potencian el manejo sustentable del agua, y de materia orgánica, de la energía y la biodiversidad como una solución al cambio climático.
Este proceso se está ejecutando en algunas comunidades de El Salvador, en los que se cultiva conforme a los saberes ancestrales, con semilla nativa como el Ojushte, que es muy versátil para producir distintos alimentos. Así lo explica Ana Edith Morales, campesina del cantón San Isidro pueblo indígena de Izalco, Sonsonate.
“Nuestro grupo Mana Ojushte compra la semilla a un grupo de mujeres que se dedica a sembrarla. La recolectamos verde en tiempo de cosecha para después llevarla a secado por 30 días. Después del secado la tostamos y la molemos. Con eso hacemos Ojushte molido, horchata, hacemos una mezcla de cacao con Ojushte, café de Ojushte, con la harina de Ojushte hacemos pan, galleta, con la semilla fresa hacemos tamales, pupusas, enchiladas, pasteles, es una semilla tan versátil que puede incorporarla a cualquier receta y siempre tendrá un rico sabor”, concluyó Morales.
Esta experiencia del rescate de la semilla criolla y la recuperación de la agricultura artesanal es parte del nuevo paradigma de la agricultura señala un estudio que contribuyo a los lineamientos de una Política para el Fomento de la Agroecología en El Salvador, manifestó el agrónomo e investigador Wilfredo Morán.
“Los aspectos de la política son cinco: uno, es el componente técnico con la transición del paradigma de la agricultura convencional hacia la agricultura ecológica. El siguiente componente es la comercialización y mercado, es uno de los mejores incentivos para que la gente produzca más y para educar a la gente que consuma productos sanos. El otro componente es la gestión del conocimiento agroecológico de las experiencias de campesinas y campesinos que es necesario sistematizarlo para poder compartirlo. El cuarto elemento es la restauración de ecosistemas y paisajes, porque la agricultura agroecológica produce servicios a los ecosistemas y establece relaciones en la comunidad. Y el quinto, empodera a la comunidad”, aseguró Morán.
Esta política para promover la agricultura certificada bilógicamente en El Salvador podría ser posible alcanzarla en 10 años aproximadamente si existe voluntad política de hacer la transición de la agricultura convencional a la orgánica como lo han hecho países europeos como destaca el doctor Hans Eder de Austria, que compartió la experiencia exitosa de su país.
“Está claro que la agroindustria causa daños, es parte del problema del cambio climático y no una solución, entonces optamos por la ecologización de la producción orgánica de la agricultura. Hace 40 años pasa esto en Austria con bastante éxito, las agricultoras son más estables gracias a los consumidores que quieren comer más sano”, acotó Eder.
Estas experiencias fueron compartidas durante un foro público donde el Comité de la Agricultura Familiar (CNAF) hizo la entrega oficial de la “Propuesta de Política para el Fomento de la Agroecología en El Salvador” a autoridades del gobierno y a especialistas en agricultura, que serán tomadas en cuenta aseguró el ministro de Agricultura salvadoreño, Orestes Ortez, porque están en la lógica de restituir la agroindustria que tanto daña la salud, el ambiente y la economía de los pueblos como es el caso de los transgénicos.
“Nosotros no promovemos ninguna semilla con intervención genética, los transgénicos están prohibidos en El Salvador, el Ministerio de Agricultura rechaza este tipo de cultivo porque no le hace nada bien a la agricultura nacional”, sostuvo Orestes.
Esta propuesta de política pública es un primer paso «Hacia la década de la Agricultura Familiar» que es la apuesta del Comité de la Agricultura Familiar (CNAF) en El Salvador que busca impulsar el cambio de malas prácticas agropecuarias para sustituirlas por prácticas agroecológicas que contribuyan a la restauración de ecosistemas y paisajes, el rescate de la soberanía alimentaria y el desarrollo socio económico de la sociedad salvadoreña.