¿Qué pasa en el mundo actual, que no se puede definir ni encasillar a Nayib Bukele? Sin embargo, Ha ganado una elección por el 84.65%. Una hazaña nunca antes vista en nuestro país. El historiador Héctor Lindo, en X, apunta que las elecciones de 1923 han tenido un récord mejor; Alfonso Quiñones Molina ganó con el 114% del padrón. los de mi edad no se extrañan. Está fresca la “rueda de caballitos” y los “tamales” del PCN.
Volviendo a la actualidad, señalar a Bukele como un fenómeno histórico, con lo que están de acuerdo todos los analistas objetivos, en realidad no dice nada. Nacido del hartazgo de la población, al ver burladas sus aspiraciones por el bipartidismo, él mismo se ha definido como “ni de izquierda ni de derecha”; puede sonar como una paradoja filosófica, pero si partimos de las definiciones decimonónicas de ambas categorías, la postura tiene sentido.
Tanto la izquierda como la derecha en el país han llegado a un fin de ciclo. Se quedaron sin ideas que las respalde. Ambas basan su ideología en pensadores del siglo XIX, ya caducos, anacrónicos, desfasados por la evolución del mundo político y social. Para la derecha, el neoliberalismo es la ideología hegemónica en el mundo, pero confrontada por los antiglobalismos y los nuevos nacionalismos que reclaman sus posiciones en el mundo. Además de las minorías emergentes, reclamando sus derechos. Hay mucha tela que cortar sobre el tema a nivel geopolítico, pero no vamos a desviarnos. Solo decir que las derechas están en la encrucijada real de con qué corriente se van a casar, porque tarde o temprano, la ola mundial las va a alcanzar.
Por el lado de las izquierdas, la cosa es más patética. Con la caída del muro de Berlín, en 1989, su referencia murió. Ya muchos años antes, a pesar de que la perestroika había derrotado el estalinismo y la URSS había colapsado y no era más que un recuerdo romántico de los viejos comunistas, en Latinoamérica todavía tardaba en llegar. Stalin estaba vivito y coleando en los partidos de la izquierda doméstica y campeaba a sus anchas en el FMLN.
Los doce años de guerra se hicieron con banderas muy cuestionables y de un reduccionismo social, casi pueril. Basta con leer algunos documentos de aquellos años, donde no se encuentra más que una colección de frases hechas, sin contenido y alejadas de la realidad nacional.
Así llegamos a la actualidad, con una “izquierda” dando palos de ciego, sin ideas ni planteamientos serios. No hay mucho que analizar, sus errores ya los conocemos, diez años de kakistocracia y su muerte lenta. La “derecha” está igual, pero a esa que la analicen otros. De nuevo, ante el estrepitoso fracaso de las elecciones del 4 de febrero, repiten el mantra conocido de “Haremos un análisis profundo”.
Pues les sugiero, comiencen por estudiar filosofía, pero no la Harnecker ni constantinov. El “Qué hacer” de Lenin podría ser mejor.