A María del Rosario esta alegría se le mezcla con el dolor. Lo que está pasando en el edificio de la Corte Suprema de Justicia le sabe agridulce. Frente a esta mujer que el dolor y los años dejan mella en su rostro se encuentran los restos de siete de sus familiares, todos víctimas de soldados de la Fuerza Armada salvadoreña quienes masacraron a más de mil personas residentes del caserío El Mozote y zonas aledañas.
Han pasado ya 34 años desde aquel 11 de diciembre de 1981, día en que inició una matanza de tres días, de militares salvadoreños asesinando a sus compatriotas, de acuerdo a la sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y que dejó a María de Rosario sin 24 de sus familiares.
En un costado del auditórium de la Corte Suprema están once féretros blancos que contienen las osamentas de ocho menores de edad y dos adultos. A un lado está María que espera junto a otros pobladores del cantón La Joya que le regresen a los suyos.
A María del Rosario en febrero de este año el magistrado de la Sala de lo Constitucional Florentín Meléndez le entregó los restos de su hermana Priscila López. Fue el primero de los 24 familiares que espera le regrese el estado salvadoreño, señalado como principal responsable de la matanza. Hoy recibió de manos del jurista a siete más de su familia.
“Me siento triste pero al mismo tiempo satisfecha de que, aunque este proceso vaya despacio, se está viendo el resultado que nosotros los familiares de quienes murieron el 11 de diciembre esperábamos”, dijo a la prensa que cubría la ceremonia.
Aprovechando el espacio ante los medios María denunció discriminación por parte de miembros de la Fiscalía General de la República, uno de los entes que estuvo a cargo de los procesos de exhumación que iniciaron en el 2015 tras la sentencia de la Corte IDH que obligaba al Estado entre otros ítems a “Implementar un programa de atención y tratamiento integral de la salud física, psíquica y psicosocial con carácter permanente”.
“Por parte de la Fiscalía fuimos discriminados. A mi uno de los fiscales me dijo que cómo sabía yo que mi familia estaba muerta ahí”, expresó entre llantos, recordando que a su familia los enterraron en dos fosas comunes, 12 en cada lado, tras recuperar sus cuerpos tras la masacre.
“Siempre pido justicia, que esto no se vuelva a dar” sentenció María del Rosario López, con el dolor de perder a 24 miembros de su familia en una masacre que sigue en la impunidad.
Finalizando el acto protocolario, los once féretros fueron llevados por forenses del Instituto de Medicina Legal hacia Tutela Legal “Dra. María Julia Castillo”, lugar donde estarán resguardados a petición de la familia, que sepultara los restos el próximo 11 de diciembre, cuando se cumplan 35 años de aquel gris episodio de la historia de El Salvador.
Vea documental sobre la entrega de osamentas a familiares de víctimas de la masacre de El mozote