Honrémonos honrando a la Brigada Médica Cubana
Los lazos entre Cuba y Guatemala van más allá de que José Joaquín Palma, el autor de la letra de nuestro Himno Nacional, fuera un cubano ilustre, y pasan por la fecunda estadía de José Martí en nuestra Escuela Normal, nuestra universidad y nuestros círculos intelectuales, para culminar con la abnegada y efectiva asistencia que la Brigada Médica Cubana (BMC) le brinda a nuestro país desde hace 20 años.
La BMC llegó a Guatemala el 5 de noviembre de 1998, con ocasión del desastre provocado por el huracán Mitch en toda Centroamérica. Y desde entonces permanece en las geografías locales de más difícil acceso, a donde nuestros médicos se niegan a llegar y los servicios públicos y privados de salud no existen. La Brigada tiene presencia permanente en 16 de los 22 departamentos y cubre con jornadas médicas regularizadas al resto.
Es por esta razón que en Escuintla funcionaba, desde mucho antes de la emergencia causada por la más reciente erupción del Volcán de Fuego, una brigada formada por 26 profesionales quienes, desde las nueve de la noche del mismo 3 de junio, día en que comenzó el desastre, se organizaron en función de la emergencia y para atender los albergues. Diez días después, el miércoles 13 de junio, se incorporaron otros 20 especialistas que forman parte de otras brigadas médicas cubanas en otros lugares del país y que reforzaron el contingente en Escuintla, en donde ahora trabajan 24 horas diarias en los albergues y en el hospital regional de la localidad.
En Prensa Latina ¬â€•de donde se obtuvo la información para este artículo―, el coordinador nacional de la BMC, Yuri Batista, indicó que sus miembros son especialistas de tiempo completo en medicina general integral, pediatría y epidemiología, los cuales, en su mayoría, tienen vasta experiencia en situaciones de catástrofe y cumplen en Guatemala su segunda, tercera y hasta cuarta misión internacionalista.
El embajador de Cuba en Guatemala, Carlos de Céspedes, hizo pública la absoluta disposición de los más de 400 integrantes de la BMC para incorporarse a las tareas que sean necesarias en todo el país si las autoridades guatemaltecas así lo demandan. Desde que el ministro de Salud guatemalteco, Carlos Soto, aceptó la ayuda que le brindaba nuevamente Cuba, la misión estatal comenzó los preparativos para formar este contingente, el cual podría ampliarse según sean las necesidades de las áreas más afectadas por la tragedia. La mayoría de estos médicos integran el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, que fue creado en 2005 por iniciativa del comandante Fidel Castro.
Los médicos cubanos trabajan pues las 24 horas del día no solo en su centro de la Escuela Mixta Tipo Federación “José Martí”, de Escuintla, sino también en otros lugares que demandan ayuda permanente y altamente profesional. El embajador De Céspedes ha reiterado la disposición de los más de 400 integrantes de la BMC de poner sus conocimientos al servicio de los más de un millón 700 mil afectados por el Volcán de Fuego, según cifras oficiales, si así lo solicita el gobierno guatemalteco.
Martí dejó dicho que “Honrar honra”. Guatemala se honraría honrando a la BMC y, de paso, agradecería con ello el ejemplo moral de Martí, que la inspira. Porque la BMC no se sirve de la tragedia. Al contrario, contribuye gratuitamente a remediarla fuera de la luz de los reflectores mediáticos.
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