lunes, 15 abril 2024

Hegemoní­a de partidos democráticos revolucionarios

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Los partidos democráticos revolucionarios en América Latina son aquellos que están dispuestos a obtener el poder polí­tico de su paí­s por medio de elecciones, para utilizarlo al servicio de la mayorí­a de la población, en un proceso histórico que tiene como trasfondo la lucha entre el poder económico, polí­tico, social y cultural de las clases dominantes y dominadas. Son partidos hegemónicos o gobernantes a los que asumen la Presidencia de la República.

En la última década, los partidos democráticos revolucionarios tuvieron la hegemoní­a partidaria (presidencia de la República) en once paí­ses de América Latina; un fenómeno excepcional, dado que la historia polí­tica de esta región muestra una hegemoní­a de los partidos de derecha, al servicio de las oligarquí­as económicas.

En seis casos, el partido democrático revolucionario se encuentra en el gobierno actualmente, ejerciendo su hegemoní­a partidaria: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Nicaragua y México: en tres de esos paí­ses ha sido por reelección del Presidente (Venezuela, Bolivia, Nicaragua); en Ecuador, Rafael Correa no podí­a reelegirse legalmente, eligiendo a  otro candidato, el cual ganó las elecciones; en Uruguay, el Frente Amplio ha llevado a la presidencia a Tabaré Vasquez, José Mujica y nuevamente  a Tabaré Vasquez; en México, el Partido MORENA hizo triunfar a Manuel López Obrador, el cual se encuentra en su primer año de gobierno.

En cinco paí­ses, el partido democrático revolucionario se encuentra en la oposición, después de haber tenido en el pasado la presidencia de la República: Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, El Salvador.

En Paraguay, la Alianza Patriótica para el Cambio, formada por 34 partidos que eran parte de la oposición al Partido Colorado (que gobernó el paí­s por varias décadas) llevó a la Presidencia al ex obispo católico Fernando Lugo (2008/2012); no se consiguió consolidar la multitudinaria y heterogénea fuerza del partido gobernante, la crisis económica internacional de 2008 afectó fuertemente el paí­s y la ofensiva de la derecha fue muy efectiva; fue destituido como resultado de un juicio polí­tico por una acción policial en que murieron varios campesinos y policí­as.

En Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT) logró la reelección de Dilma Rousseff (2014/2018), después de haber llevado a la Presidencia a Luiz Lula da Silva en dos perí­odos; en el año 2018 pretendió llevar de candidato nuevamente a Luis Lula da Silva, pero este se encontraba enjuiciado por supuesta corrupción, viéndose obligado a postular a Fernando Haddad, quién perdió ante Jair Bolsonaro; el PT tuvo un proceso de burocratización por el hecho de haber estado en el gobierno tantos años y se diseminó la corrupción entre los funcionarios gubernamentales.

En Argentina, el Frente para la Victoria (Partido Justicialista o Peronista y otros doce partidos de centro izquierda), llevaron a la reelección a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2011/2015), ella tení­a mucho apoyo popular pero no podí­a reelegirse nuevamente; el candidato del partido de gobierno (Daniel Scioli) ganó la primera vuelta, pero perdió en la segunda. En la actualidad, las encuestas muestran que Daniel Scioli o Cristina Fernández, son los favoritos para ganar en las próximas elecciones.

En Chile, el Partido Nueva Mayorí­a (formada por los partidos socialista, comunista y democracia cristiana), eligió por segunda vez a Michelle Bachelet, la cual es muy querida por el pueblo chileno, legalmente no puede haber un tercer mandato presidencial; en estas circunstancias, el partido gobernante eligió al candidato independiente Alejandro Guiller, el cual perdió ante Sebastián Piñera. En El Salvador, el Frente Farabundo Martí­ para la Liberación (FMLN) llevó a la Presidencia de la República a Salvador Sánchez Cerén (2015/2019), después de haber logrado la victoria de Mauricio Fúnes (2009/2015); en las elecciones presidenciales de 2019, el FMLN quedó en tercer lugar como consecuencia de la falta de relación del partido con la población, la burocratización del partido, el crecimiento económico bajo y la corrupción gubernamental.

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Santiago Ruiz
Santiago Ruiz
Columnista Contrapunto.
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