Los partidos democráticos revolucionarios en América Latina son aquellos que están dispuestos a obtener el poder político de su país por medio de elecciones, para utilizarlo al servicio de la mayoría de la población, en un proceso histórico que tiene como trasfondo la lucha entre el poder económico, político, social y cultural de las clases dominantes y dominadas. Son partidos hegemónicos o gobernantes a los que asumen la Presidencia de la República.
En la última década, los partidos democráticos revolucionarios tuvieron la hegemonía partidaria (presidencia de la República) en once países de América Latina; un fenómeno excepcional, dado que la historia política de esta región muestra una hegemonía de los partidos de derecha, al servicio de las oligarquías económicas.
En seis casos, el partido democrático revolucionario se encuentra en el gobierno actualmente, ejerciendo su hegemonía partidaria: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Nicaragua y México: en tres de esos países ha sido por reelección del Presidente (Venezuela, Bolivia, Nicaragua); en Ecuador, Rafael Correa no podía reelegirse legalmente, eligiendo a otro candidato, el cual ganó las elecciones; en Uruguay, el Frente Amplio ha llevado a la presidencia a Tabaré Vasquez, José Mujica y nuevamente a Tabaré Vasquez; en México, el Partido MORENA hizo triunfar a Manuel López Obrador, el cual se encuentra en su primer año de gobierno.
En cinco países, el partido democrático revolucionario se encuentra en la oposición, después de haber tenido en el pasado la presidencia de la República: Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, El Salvador.
En Paraguay, la Alianza Patriótica para el Cambio, formada por 34 partidos que eran parte de la oposición al Partido Colorado (que gobernó el país por varias décadas) llevó a la Presidencia al ex obispo católico Fernando Lugo (2008/2012); no se consiguió consolidar la multitudinaria y heterogénea fuerza del partido gobernante, la crisis económica internacional de 2008 afectó fuertemente el país y la ofensiva de la derecha fue muy efectiva; fue destituido como resultado de un juicio político por una acción policial en que murieron varios campesinos y policías.
En Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT) logró la reelección de Dilma Rousseff (2014/2018), después de haber llevado a la Presidencia a Luiz Lula da Silva en dos períodos; en el año 2018 pretendió llevar de candidato nuevamente a Luis Lula da Silva, pero este se encontraba enjuiciado por supuesta corrupción, viéndose obligado a postular a Fernando Haddad, quién perdió ante Jair Bolsonaro; el PT tuvo un proceso de burocratización por el hecho de haber estado en el gobierno tantos años y se diseminó la corrupción entre los funcionarios gubernamentales.
En Argentina, el Frente para la Victoria (Partido Justicialista o Peronista y otros doce partidos de centro izquierda), llevaron a la reelección a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2011/2015), ella tenía mucho apoyo popular pero no podía reelegirse nuevamente; el candidato del partido de gobierno (Daniel Scioli) ganó la primera vuelta, pero perdió en la segunda. En la actualidad, las encuestas muestran que Daniel Scioli o Cristina Fernández, son los favoritos para ganar en las próximas elecciones.
En Chile, el Partido Nueva Mayoría (formada por los partidos socialista, comunista y democracia cristiana), eligió por segunda vez a Michelle Bachelet, la cual es muy querida por el pueblo chileno, legalmente no puede haber un tercer mandato presidencial; en estas circunstancias, el partido gobernante eligió al candidato independiente Alejandro Guiller, el cual perdió ante Sebastián Piñera. En El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación (FMLN) llevó a la Presidencia de la República a Salvador Sánchez Cerén (2015/2019), después de haber logrado la victoria de Mauricio Fúnes (2009/2015); en las elecciones presidenciales de 2019, el FMLN quedó en tercer lugar como consecuencia de la falta de relación del partido con la población, la burocratización del partido, el crecimiento económico bajo y la corrupción gubernamental.