Parece que a 41 años de su creación, aquel flamante buque llamado Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que llevaría a los salvadoreños a la “tierra prometida”, se ha quedado sin gas, varado en una vorágine y siendo abandonado por la tripulación debido a un cruento conflicto de intereses en la entonces poderosa ex Comandancia General.
En los años 80, surgiría una estrella que con su brillo de principios de la lucha social y la equidad de la distribución de los bienes del Estado, sería la guía que el navío debía seguir y mantener unidos a todos los que se identificaban con este principio.
Al inicio, la marcha era firme y vigorosa contra el intempestivo golpe militar. Sin embargo, ese trabajo se vería manchado por el sabotaje a los ideales al atacar a los mismos “compas”, tal es el caso del asesinato, por divergencias políticas, del poeta revolucionario, Roque Dalton, y el rapto de población inocente, que en algunos casos fueron masacradas. Baste hablar sólo de las masacres del comandante rebelde Mayo Sibrián, en el que están involucrados líderes de las llamadas FPL.
Por un periodo los comandantes lograron ocultar sus atrocidades, por como dice el refrán “entre cielo y tierra no hay nada oculto”, pese a eso la lucha en común aún continuaba.
Luego de atravesar la guerra, el FMLN logró mantener el curso y medirse contra un nuevo rival, la derecha y la ultraderecha capitalista.
El trabajo poco transparente y que beneficiaba a las clase poderosa, terminó dándole el viento que necesitaba la izquierda para poder asumir la Presidencia en 2009.
Mauricio Funes, un experimentado periodista salvadoreño, sería quien asumiría la prueba de fuego para darle un golpe de timón a los que se venía haciendo en los períodos pasados.
Pero lejos de intentar limpiar y cerrar los hoyos hechos en el FMLN, Funes y comandancia se dieron la tarea de perseguir sus propios intereses económicos y sólo generar cambios cosméticos en el país.
Referido a las promesas de respetar insignemente los Derechos Humanos, lo que el FMLN hizo fue hacer cumplir “el pacto de impunidad”, que firmaron FMLN-ARENA-Ejército, para salvarse todos los criminales de lesa humanidad y de guerra, de la sagrada justicia, que hasta hoy es una deuda.
El mal sabor de boca, de estómago, el dolor de cabeza y la sed de justicia, se hizo sentir entre la población, que aún fue tolerante y le dio la segunda oportunidad.
No obstante, repitieron los errores que les costaron caro luego que Nuevas Ideas de Nayib Bukele los “mandara a la esquina” y a lo profundo.
Los problemas han ido de mal en peor, muestra de ello es la pasada convención que tuvo el partido, que fue hecha a puerta cerrada y con la sombra de una evidente ruptura de los acuerdos.
Oscar Ortiz, secretario general del partido, ha querido calmar las aguas. Ortiz representa una línea más “liberal” del FMLN y que logró ubicarse en lo alto del partido político hasta la muerte del líder histórico, Shafick Handal.
Mientras, el resto de dirigentes continúa enfrascado en mantener el mando de forma vertical y sin permitir mayor opinión de la militancia.
Pero entre ellos mismos hay un evidente desacuerdo, el primero en tomar distancia fue José Luis Merino, conocido como Ramiro Vázquez, quien su aparición en el partido rojo se ha hecho casi nula.
Una postura alineada a Merino es Shafick Handal (hijo), quien tiene a su hermana, Erlinda Handal en la cárcel por estar procesada de malversación de fondos públicos. Otros también guardan prisión por iguales delitos que cometieron líderes de la derecha (también procesados), como peculado y lavado de dinero.
Esto no ha sido impedimento para que Handal haya cortado el cordón umbilical con el FMLN, para soltar recientemente el “bombazo” de que las marchas sociales eran financiadas por Estados Unidos, violando la soberanía y la independencia de El Salvador.
Algo que va en contracorriente, ya que anteriormente se le pudo ver en marchas en contra del gobierno.
Las declaraciones del hijo del líder histórico del FMLN, fueron secundadas por Domingo Santacruz, un exdiplomático del FMLN (durante los dos gobiernos, que aseveró que militares norteamericanos se han infiltrado en El Salvador, para derrocar o matar a Nayib Bukele.
A esta controversia, se suma a los señalamientos que hizo Handal en contra de “Pepe”, un dirigente de veteranos de guerra de la izquierda, que supuestamente se había reunido con la embajada norteamericana para continuar con los movimientos desestabilizadores de la administración de Bukele.
“Pepe” arremetió al decir que eso es falso, por lo que recurrirá a las autoridades correspondientes para que pruebe esos serios señalamientos.
Mientras tanto, los expresidentes Mauricio Funes y Salvador Sánchez Ceren, optaron por llevarse a sus familias a Nicaragua y adquirir la nacionalidad de ese país, para evadir a la justicia salvadoreña.
Sin un movimiento o una estructura que vele por los derechos del país, se recurre a la pregunta del cómico mexicano, Roberto Gómez Bolaños, ¿Y ahora quién podrá defendernos?