El día después de la canonización de Óscar Romero fue una gran fiesta en el Vaticano, con miles de salvadoreños que pudieron escuchar al papa Francisco y volver a invitarlo al país, aunque se quedaron sin respuesta.
El papa Francisco recibió este lunes en una audiencia en el Aula Pablo VI a los cerca de 7 mil peregrinos y también inmigrantes en Italia que participaron en la canonización del arzobispo de San Salvador este domingo.
Se reunieron desde las 10 de la mañana en el aula, donde el arzobispo auxiliar de San Salvador, el cardenal Gregorio Rosa Chávez, celebró una misa de acción de gracias y se escucharon música y canciones.
Y donde el coro fue: "Francisco, buen pastor te queremos en El Salvador".
La ocasión sirvió para que el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, pidiese públicamente al papa Francisco que abra el proceso para declarar doctor de la Iglesia católica al santo Óscar Romero, pero también le reiterase la invitación para que visite su país.
Escobar agradeció al pontífice su "bondad" por haber acelerado el proceso de canonización del arzobispo, asesinado en 1980 por un comando de ultraderecha mientras daba misa.
Después le suplicó "de manera atenta, humilde y respetuosa, que tenga a bien autorizar la apertura del debido proceso para que Oscar Romero sea doctor de la Iglesia, pues estamos seguros que su testimonio de vida y magisterio será un faro de luz en el mundo actual".
El obispo reiteró la invitación para que Francisco visite El Salvador y le pidió también que en esta ocasión beatifique al padre Rutilio Grande, gran amigo de Romero, que también fuera asesinado en 1977.
Las dos peticiones fueron acogidas con un gran aplauso por los fieles reunidos en el Aula Pablo VI.
Sin embargo, aunque muchos lo esperaban, el papa Francisco no anunció una visita a El Salvador.
El arzobispo auxiliar de San Salvador, el cardenal Gregorio Rosa Chávez, había manifestado en alguna ocasión que al papa le gustaría visitar El Salvador antes de llegar a Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, en enero del próximo año.
Francisco recordó en su discurso a los salvadoreños "las dificultades y el flagelo de la división y de la guerra y la violencia se ha sentido con fuerza en su historia reciente".
Así como que "no son pocos los salvadoreños que han tenido que abandonar su tierra buscando un futuro mejor".
Y entonces destacó que "el recuerdo de san Óscar Romero es una oportunidad excepcional para lanzar un mensaje de paz y de reconciliación a todos los pueblos de Latinoamérica".
"El pueblo lo quería a Monseñor Romero, el pueblo de Dios lo quería. Porque el pueblo de dios sabe olfatear bien donde hay santidad", añadió.
Para agradecer a los salvadoreños todo lo que han hecho por Romero, Francisco eligió como representante del pueblo de El Salvador a Angelita Morales, asistente de Romero durante sus últimos ocho años de vida, a quien abrazó durante este acto.
Francisco calificó a Romero de "un pastor insigne del continente americano" que "supo encarnar con perfección la imagen del buen Pastor que da la vida por sus ovejas".
Por ello, y ahora mucho más desde su canonización, indicó, "pueden encontrar en él un ejemplo y un estímulo en el ministerio que les ha sido confiado. Ejemplo de predilección por los más necesitados de la misericordia de Dios", les exhortó a los sacerdotes salvadoreños presentes.
El papa concluyó esta fiesta salvadoreña en el Vaticano, en la que se celebró misa y se escucharon canciones y música tradicional, pidiendo "a María, Reina de la Paz, que cuide con ternura de El Salvador y nuestro Señor bendiga a sus gentes con la caricia de su misericordia".
Y bromeando les dijo: ¿Han pagado la entrada para estar aquí? Pues ahora van a tener que pagar, rezando por mí".