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Fanáticos y corruptos

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Fanático "también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo"; y corruptos "se utiliza para nombrar al vicio o abuso en un escrito o en las cosas no materiales", cita Ernesto Panamá es su columna.

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Por Ernesto Panamá, escritor


El fanatismo

El fanatismo es el apasionamiento del fanático, una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias u opiniones. Un fanático también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo.

Los corruptos

Corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar). El concepto, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se utiliza para nombrar al vicio o abuso en un escrito o en las cosas no materiales.

Estas dos categorías se aplican a personas que ciegamente están a favor o en contra de algo y otras que se benefician al pervertir y dañan a sus semejantes.

Por su puesto debemos convivir con este tipo de personas, tolerarlas y en el mejor de los casos ignorarlas, pues su modo de vida solo es sostenible siendo corruptos y para las otras será imposible que el fanatismo fijado por la propaganda abandone sus mentes.

Múltiples pueden ser las causas de estos padecimientos, pero no entraremos a su análisis.

En el caso de los salvadoreños es fácil identificarlas y las encontrarás en la alta sociedad o simples asalariados, los primeros puede que hayan dejado de recibir jugosos dividendos bancarios y el otro tipo puede haber perdido el puesto o sueldo de asesor, que sin merecerlo recibía. Ambos estarán sumamente molestos en un régimen que afecte sus fraudulentos ingresos.

Estás personas jamás valorarán que la recaudación fiscal aumente sin subir impuestos, que el contrabando disminuya, que la banca no se apropie de parte del dinero remesado.

Tampoco apreciarán el fin de las extorciones y los más 56000 terroristas capturados, pues ellos no tienen la posibilidad de tener la tienda abierta en la noche, ahorrar al no pagar la renta e invertir en ella generando un poco de más ingresos.

Tampoco valoran el esfuerzo de empresarios al acordar un aumento de salarios y menos el aumento de pensiones, entre los que se encuentran los llamados empresarios que evadían su pago ya no lo hacen, y las empresas que ilegítimamente se lucraban del sistema han dejado de hacerlo.

Las mejoras en salud y educación tampoco son valoradas por ellos pues quizá en su vida no han conocido un hospital o escuela públicas, o quizá los conozcan por referencia de ubicación o porque debieron ir a ejercer el derecho al voto.

Corruptos y fanático jamás aplaudirán el aumento de las exportaciones, pues ellos no son emprendedores, ni trabajadores de las empresas responsables de aumentarlas.

La construcción de infraestructura puentes, carreteras, etc. Tampoco es estimado por estas personas pues consideran que es obligación del gobierno. Están molestos porque se acabó el contrabando y esto aumenta en parte la recaudación de impuestos necesaria para ejecutar estás obras que además generan miles de empleos que llegan a familias

que viven hoy sin pagar renta, en colonias sin violencia y son ayudadas por el gobierno con la reducción de impuestos en productos y servicios básicos que permite a los salvadoreños vivir con una de las más bajas inflaciones de América.

El fanático no ve ni percibe estos beneficios, el corrupto desearía estar recibiendo un salario adicional desperdiciando materiales, vendiendo medicinas ilegalmente o recibiendo un sueldo de asesor sin hacer nada.

Es frecuente encontrarte con estas personas, personas de este tipo siempre existirán, pero debes tener paciencia con ellos, pues son ellos los que se encuentran del lado de las minorías. Dentro estos fanáticos y corruptos los hay “políticos” quiénes ya no reciben un cuarto o medio millón de dólares libre de impuestos y que por supuesto desearían volver a los viejos tiempos de bajos salarios, maras, crimen, extorción, desvencijadas escuelas y hospitales, infraestructuras sin terminar y un pueblo que abandona a su familia y país en busca de progreso, mientras ellos acumulaban dinero mal habido y pensiones millonarias.

No son ciegos ni sordos, son fanáticos y corruptos, siempre existirán, pero asegúrate de perder tu paciencia con ellos.

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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