La pequeña ciudad uruguaya de CHUY, de escasos 10.000 habitantes, ubicada en la frontera seca con Brasil, intenta dar señales diferentes de cómo encarar la política y especialmente, la administración de los bienes comunes.
Veintiseis candidatos a la alcaldía local, representando a cinco partidos políticos nacionales, se reunieron en una cena de confraternidad, antes de las elecciones municipales de fines de agosto, "no para confrontar programas propios" de gobierno ni para debatir sobre principios u otros asuntos.
"Quisimos buscar puntos de entendimiento para implementar después políticas y aplicar planes comunes que beneficien a la población, que de esos e trata", dijo a CONTRAPUNTO Fabián Lasalt, uno de los organizadores del encuentro.
Tras el planteo inicial de los objetivos de la reunión, se formaron cuatro grupos de candidatos, mezclados y no por pertenencia a partidos, y se distribuyeron hojas para que escribieron cuáles consideraban las prioridades para la comunidad.
Allí se encontraron coincidencias en temas como el cuidado del ambiente, el arreglo de las veredas, la protección de los animales, vivienda, limpieza de la ciudad, los controles sanitarios y el fomento al turismo y al comercio, en esa comunidad, que reúne a pobladores de Uruguay y de Brasil, y cuyo límite es una doble avenida.
Un encuentro de este tipo, con dirigentes de todos los partidos políticos buscando un entendimiento básico, no tiene antecedentes en la historia política de Uruguay. Igual que en tantos otros países, la tónica general es de enfrentamientos, descalificaciones, agresiones verbales y hasta físicas y otros tipo de tensiones. Pero esa frontera de CHUY uruguayo y CHUI brasileño, tiene otro antecedente valioso de convivencia pacífica.
En el año 2001, cuando la caída de las torres gemelas de Nueva York, se dio allí un ejemplo de integración y convivencia, cuando árabes, judíos y cristianos, de los dos países, plantaron un olivo, en medio del cruce principal de avenidas céntricas. Desde entonces, esa ciudad fue bautizada con orgullo "Frontera de la Paz".
CHUY-CHUI alberga a muchos inmigrantes de diversas partes del mundo. Europeos, asiáticos, latinoamericanos, africanos y conviven, sin conflictos, árabes, judíos, cristianos, umbandistas y otras creencias religiosas.
https://www.youtube.com/embed/W1U3mrZFUls
Las autoridades municipales locales, que este lunes 30 de noviembre asumirán sus cargos, se han comprometido a impulsar el programa de obras y servicios que fue acordado en aquella cena de agosto y que apoyarían los demás partidos.
Recientemente se renovó el compromiso asumido en agosto cuando el alcalde electo, Eduardo Calabuig, invitó a un nuevo encuentro de confraternidad, para ratificar la idea de promover una administración pública transparente y eficiente, que cuente con el respaldo de todos los partidos y principalmente de la población.
Eduardo Calabuig pertenece a la coalición multicolor que gobierna Uruguay, y el Concejo Municipal local, de cinco miembros, tiene dos concejales de esa coalición conservadora y otros dos del progresista Frente Amplio (FA).
Gonzalo Corrales, que pertenece al Partido Nacional y se prepara para ser candidato dentro de cinco años, también fue organizador de la cena de confraternidad y opina que "la política de enfrentamientos entre partidos a la gente la tiene cansada". "Hay que empezar a cambiar esa idea de a poco. Hay que cambiar la mentalidad de la sociedad. En algún momento hay que salir de las agresiones y del debate teórico y me parece que este es un puntapié inicial", agregó Corrales.
El lunes comienza entonces un nuevo período de gobierno local en la pequeña ciudad uruguaya de CHUY y habrá que esperar el desarrollo de la gestión para ver los resultados. "Esperamos que los temas no se vayan en una maleta. Todo lo conversado tratará de ser llevado adelante y apoyado por todos", expresó Fabián Lasalt.
