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Evolución dentro de la iglesia

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Cuando en mi pensamiento se debate la información repetida sobre un tema, se llega el dí­a en que debo convertirlo a texto, para darlo a conocer.

El tema esta vez es religioso, tema sobre el cual por lo general evito conversar pues todos creen tener la razón y el fanatismo siempre está presente. El tema es polémico, pero tratándose de valores, que creo cristianos, considero que no serí­a apropiado callarlos.

Sé que muchos disentirán, sobre lo aquí­ escrito, pero es algo que me preocupa, pues la cantidad de recientes publicaciones, de cuyos enlaces adjunto algunos, ilustrarán el tema.

Pienso que me mantengo dentro de los parámetros de la seriedad del tema, y estoy dispuesto a conversar sobre este de manera civilizada.

La iglesia católica que conocí­ hasta 1968, era aquella a la que las mujeres asistí­an a la iglesia, tapadas de la cabeza, la misa era en latí­n y se ofrecí­a de espalda a los asistentes y debí­as asistir a clases de catecismo a la iglesia para recibir los sacramentos y hacer la Primera Comunión.

Atender al rito católico todos los domingos es una obligación para los católicos. De niño y adolecente no sabes que sucede, durante la misa, en ocasiones todos se poní­an de pie, luego de rodillas y también por momentos podí­as sentarte. Siendo ya estudiante de secundaria, empiezas a comprender un poco sobre el ritual, pero el sacerdote habla en latí­n y no entiendes nada. No te enseñaban sobre el texto de la biblia.

Durante esta época, nosotros nos quedábamos cerca de la entrada de la iglesia, viendo a las chicas bonitas, era una buena forma de compensar la madrugada de los dí­as domingo.

Una vez bautizado, confirmado y recibida la primera comunión (ese era antes el orden), debí­as haber sometido memorizar y recitar lo aprendido, pues realmente la comprensión de lo que es catolicismo no se enseñaba.

Solí­a en ese entonces confesarme y comulgar.

En Santa Ana, la iglesia del Calvario era la que más frecuentaba, también Catedral y la iglesia del Carmen, está última la visitábamos por algo relacionado con nuestro colegio que era laico. La diócesis del Carmen estaba bajo la orden de los Dominicos una orden de predicadores de origen español.

Por años, lo que relato a continuación estuvo en el fondo de mi memoria y hasta que se los medios de prensa empiezan a dar a conocer de los abusos de sacerdotes, siendo yo ya mayor, emergen esos momentos desagradables.

Recuerdo que al confesarme las malas palabras eran mi pecado recurrente y fue en la iglesia del Carmen con un sacerdote dominico, en donde los desagradables recuerdos me trasladan.

Este sacerdote en particular estaba asignado nuestro grupo de colegio y era un martirio cuando debí­a confesarme con él, pues la primera vez que me confesé, luego de decir mis pecados, él me pregunta: ¿Te ha masturbado?

Creo que la primera vez que me lo preguntó, yo aún no sabí­a que era masturbarse. Y mi respuesta fue: No padre. Él repitió la pregunta hasta el cansancio y para que me diera la absolución y penitencia para retirarme, aprendí­ a mentir en la confesión.

En posteriores confesiones le decí­a que me habí­a masturbado y luego le decí­a que habí­a mentido, así­ obtení­a una rápida absolución.

Mi abuela paterna, considero seguí­a las celebraciones y obligaciones católicas de entonces al pie de la letra, no recuerdo que mi abuela materna hiciera lo mismo, menos mis abuelos y mi madre, no recuerdo fueran exigentes respecto a tema religioso.

Mi padre fue alumno marista y por su mala experiencia con ellos, prefirió para mí­ la educación de laicos.

Décadas atrás en la historia familiar por el lado materno, un hermano de mi abuelo de apellido Sandoval, llegó a ser obispo. Cuentan que él solicito al Vaticano que aceptaran su renuncia a los votos religiosos, pues estaba enamorado de una prima, pero el Vaticano rechazó su petición.

La naturaleza humana resulta más fuerte que el voto religioso de castidad y el tí­o abuelo obispo tuvo familia. Claro está que en esos tiempos él y su familia sufrieron la intolerancia y condena, de la sociedad religiosa de entonces.

Cumplida la mayorí­a de edad me traslade a la capital y las visitas a la iglesia se volvieron casi nulas, pero mis estudios se daban en la Universidad José Simeón Cañas, UCA (Universidad Católica)

Allí­ conocí­ a los Jesuitas, hombres académicamente muy preparados y que nunca usaban la tradicional sotana que en Santa Ana usaban los sacerdotes. Estos curas vestí­an camisas: La coste, de colores tropicales y por supuesto no inspiraban el respeto de un hombre vistiendo sotana, a la que estábamos los de pueblos acostumbrados.

Me relacione en la capital con parientes cuyos hijos estudiaban en el Externado San José, colegio bajo control de la orden Jesuita. El Superior de orden Jesuita de entonces era conocido como el papa negro, y su apellido era Arrupe.

Mis tí­os se quejaban de que estos sacerdotes estaban adoctrinando a los jóvenes en la llamada Doctrina Social de la iglesia, que los volví­a en contra de los padres.

Los Jesuitas criticaban la injusta tenencia de bienes de los padres a sus alumnos y los llevaban visitar zonas marginales para hacerles ver que como ellos viví­an no era lo justo. Pero, claro está los Jesuitas nunca dejaron de recibir cuantiosas donaciones de los millonarios nacionales y menos de vestir La coste.

La actuación Jesuita, sabemos que fue trasformando la mente de los jóvenes y como resultado se creó el llamado “El grupo“, los primeros terroristas salvadoreños. Jóvenes del Externado San José, con formación social cristiana jesuita, a quienes se les encontró culpables del asesinato de Ernesto Regalado Dueñas, los autores intelectuales continúan sin ser castigados.

A estos primeros terroristas de El grupo, se les consideran responsables de la formación posterior de otras organizaciones terroristas, y del terror que azoló durante trece años a El Salvador.

Pasado muchos años y en diferentes ocasiones, he tratado de acercarme a la iglesia, pero el escuchar a los hombres que han escogido el celibato hablando en sus sermones, me he decepcionado una y otra vez. He comprendido que son hombres, antes que sacerdotes y como tales viven sujetos a cometer errores, los hay entre ellos hombres brillantes y de los otros.

¿El porqué del celibato? Es la causa u origen de lo que adelante trataré.

En sus inicios la iglesia católica, creo haber leí­do, que los Papas tení­an familia y esto provocó tensiones por la riqueza que acumulaba la iglesia y los reclamos de herencia que hací­an los hijos de los Papas.

Entiendo que esto motivó el establecimiento del celibato. No hijos, no reclamo de herencia resulta una iglesia rica.

Los seres humanos somos animales racionales, con instintos naturales. Intentar privar estos instintos al hombre forzando la castidad, ha conducido a que finalmente la naturaleza reprimida les venza y los hombres finalmente rompen el voto de castidad, con lo que se les ponga en frente, la esposa del abogado, los hijos o hijas que catequizan y más.

Lamentable para ellos, es que ya no hay inquisición y hay medios de difusión alternativos, la gente ha perdido el miedo y los denuncia. Es de su poner que han pasado de fomentar la infidelidad a complicarse con la pedofilia, crimen que ha destruido la vida de muchos.

¿Será necesario continuar sosteniendo dentro de una religión, normas antinaturales y obligar a los feligreses a aceptar que este tipo de actos se perpetúen?

La situación se agrava, ahora que los medios alternativos de prensa ya no están sujetos a que se publique lo que los dueños de los periódicos decidan. No cabe duda de que estos sexuales vienen de antes que mi tí­o abuelo, pero no se le daba publicidad.

Conocemos ahora que 34 obispos chilenos en pleno, se ven obligados a someten su renuncia al Papa. ¿Qué credibilidad le resta al Vaticano?

En este caso, si todos fueran depuestos de su cargo y nombrados nuevos obispos: ¿Será esto suficiente para la recuperación de la dignidad de los ofendidos? ¿Los chilenos volverán masivamente a la iglesia?

¿No serí­a mejor evitar que esto sucediera? ¿Acabar con el celibato ayudarí­a? Pero creo la iglesia católica les teme a las mujeres y prefieres mantenerlas alejadas de los sacerdotes.

Es preocupante ver como la iglesia católica, se debilita, abandonando principios y tradiciones cristianas, con la intención única de mantener la riqueza, pues no gana nuevos adeptos. No, no, gana adeptos pues sus sacerdotes han dejado la prédica, por la comodidad de sus sedes, a donde esperan que el rebaño llegue a dejar el diezmo. Hace mucho tiempo dejaron de ser pastores.

Como todos estos sucesos evolucionan y de una predica social cristiana, se llega a formar una célula de asesinos terroristas y posteriormente sufrimos trece años de guerra.

Lo que hoy sucede puede evolucionar y esto es lo que creo puede suceder: por las diferentes noticias que se vienen dando, el voto de castidad trae consigo muchos problemas y me temo que la próxima noticia será, una que por alguna razón se ha mantenido oculta: la noticia de que muchos sacerdotes son homosexuales.

Sé que es chocante decirlo, pero las noticias que parecen en los medios ahora parece que tienden a prepararnos a aceptar sacerdotes homosexuales, antes que sacerdotes casados. (Esto evitarí­a que los costos de la iglesia se duplicaran).

Las noticias ahora hablan de tolerancia, a los homosexuales. El Papa luego de condenar el matrimonio Gay en el 2010, ahora en el 2018 dice: “Quién soy yo para juzgar“, llama a disculparse con la comunidad Gay y además se publicitan acciones hoy llamadas insólitas, que quizá mañana pretenden se acepten como normales.

Creo que se nos conduce, no solo la aceptación de la existencia de este tipo de personas “dentro de la iglesia”, sino también a que aceptemos que los valores morales se vuelven obsoletas y deben cambiarse.

¿Pretenden que aceptemos que nuestros hijos, puedan ser abusados y como consecuencia del trauma decidan ser homosexuales o prostitutas?

Finalmente, creo que el objetivo es el que aceptes a los sacerdotes homosexuales, que ellos oficien la eucaristí­a, te casen y oficien otros ministerios dentro de la iglesia católica.

De esta forma ya no será necesario eliminar el voto de castidad, la pedofilia será tolerada y la iglesia católica continuará evolucionando y conservando su riqueza.

Por su puesto puedo estar equivocado, pero sucesos del pasado, pastores revolucionarios, pueden ser en el futuro pastores homosexuales.

Espero equivocarme.

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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