Actualmente Guatemala está viviendo una de las tragedias más grandes de su historia, justo el 8 de marzo, día que se conmemora a nivel mundial la lucha y reivindicación de la mujer a un mundo más equitativo, a una vida libre de violencia sin discriminación; las niñas albergadas en el Hogar Seguro “Virgen de la Asunción” realizaron una protesta por abusos, tanto físicos como sexuales que recibían dentro del recinto, sin imaginar que ese acto les costaría la vida.
Hasta la fecha, son 40 las niñas muertas en el incendio, y aproximadamente 10 de las sobrevivientes se debaten entre la vida y la muerte por las fuertes quemaduras, las cuales unas están siendo atendidas en un centro hospitalario, de los Estados Unidos y otras, están en trámites para el traslado al país norteamericano. Este suceso ha desatado una oleada de críticas y denuncias por el mal estado en las que se encontraban las adolescentes, el hacinamiento y escándalo de abusos sexuales que desde hacía años se conocían, pero nadie hizo nada.
El amotinamiento de las jóvenes y su terrible muerte, solo demuestra las falencias del Estado Guatemalteco: adolescentes victimas de todo tipo de abuso, abandono, inmiscuidas en el mundo de las pandillas, drogas, violencia intrafamiliar, y al final, muertas, dentro de un centro estatal que se suponía las resguardaría. Guatemala, está de luto y grita #FueElEstado, llamando a la ciudadanía a proclamarse en la Plaza de la Constitución con velas, pancartas y flores.
En El Salvador, el panorama de las niñas y adolescentes no es tan distinto, según el último informe sobre el Estado y situación de la violencia contra las mujeres del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer, ISDEMU, de junio 2015 a junio 2016, una mujer es asesinada en el país cada 15 horas; mientras en el primer trimestre del 2016 se reportaron 2,820 mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, de las cuales la mitad mencionó a las autoridades que la primera vez que ocurrió la agresión fue antes de los 15 años de edad, incluyendo una de cada 5, violentada antes de los 10 años de edad.
En el caso de los niños, no se quedan exentos de esta vorágine, los cuales la mayoría de víctimas de violencia sexual se encuentran en el rango etario, entre 0 a 10 años de edad, mientras que los casos concernientes a las edades, entre 11 a 17 años, disminuyen las denuncias, muchas veces influenciados por la cultura machista, al temor a ser señalados y reprimidos por haber sido abusados, quedando en silencio. Pero, a pesar de estos datos desgarradores, 9 de cada 10 víctimas de violaciones, estupro y acoso sexual en el país, siguen siendo mujeres.
Como puede verse, la edad y el género es un factor de vulnerabilidad en El Salvador, que por desgracia no está siendo abordado, ni por el Estado y ni como ciudadanía, que hemos dejado a nuestra niñez a su suerte. En el país también les fallamos a nuestras niñas, mujeres y adolescentes que cada día viven una pesadilla; por ello nos duele Guatemala, porque es un espejo de El Salvador, donde estos casos se repiten una y otra vez.
Por ello es necesario una acción más contundente en el resguardo y respeto a los derechos humanos de nuestra niñez, con una ciudadanía más vigilante y unas instituciones públicas más prestas #PorLasNiñas porque #VivasNosQueremos.