El voto nulo y el abstencionismo es, ante todo, una respuesta directa al actuar del FMLN, pero también constituyen una consecuencia lógica de la ausencia de proyectos político-partidarios que llenen las expectativas de la población
Las pasadas elecciones del 4 de marzo de 2018 ha dejado varias lecciones a todos los actores políticos de las mismas: al FMLN, a ARENA, y al electorado mismo. El FMLN es el que más lecciones ha recibido de parte de la población. En primer lugar, la lección de no volver a actuar de la misma manera como solía actuar ARENA cuando se encontraba en el poder. La repetición de arbitrariedades, el posible cometimiento de actos de corrupción, la impunidad y la utilización del Estado por motivos personales, son parte de las mismas formas de actuar que tuvo ARENA durante sus dos décadas en el poder.
Los errores se pagan caro, sobre todo cuando la prepotencia no permite la autocrítica y el análisis de las propias actuaciones. En este sentido, es muy probable que el primer error del FMLN haya sido llevar a la presidencia a Mauricio Funes, quien actualmente se encuentra fuera del país y sobre el cual pesa una condena por enriquecimiento ilícito, y es que más allá de «ponerle el cascabel» a cualquier gato, lo que el pueblo necesitaba con el giro de timón que significaron las elecciones de 2009, era un verdadero cambio de rumbo en temas como seguridad y estabilidad económica, pero lo cierto es que en ese quinquenio los índices del crimen subieron, mientras que la economía mantuvo un crecimiento lento, al igual que todos los quinquenios anteriores.
El segundo error consistió en afinar la técnica jurídica creada por ARENA para evitar obstáculos a sus decisiones: los sucesivos «parches» al desfinanciamiento de las pensiones, el famoso decreto 743 en contra de la Sala de lo Constitucional, las sospechosas aprobaciones de transferencias entre carteras del Estado, y las oscuras elecciones de funcionarios de segundo grado, son solamente algunas de las formas de actuar a las que nos tenía acostumbrados ARENA, pero que no esperábamos de un partido político que juraba iba a hacer las cosas de diferente manera. Los buenos programas sociales que el FMLN creó se vieron ensombrecidos por la continuación de la tradición de las arbitrariedades y de los abusos de poder. Una lección de humidad sobre la cual tendrán que reflexionar, teniendo claro que todos estos errores fueron los que provocaron la avalancha de votos nulos y del abstencionismo que, a todas luces, favoreció a ARENA.
Por su parte, ARENA también debe aprender bien su lección: no volver al pasado oscuro en el que se usaba al Estado para favorecer pequeños grupos empresariales, no valerse del Estado para obtener favores ni para enriquecerse ilícitamente. Si ARENA no ha aprendido todavía esta elección, muy probablemente utilizará su nueva fuerza legislativa para aprobar reformas o leyes que favorezcan a unos cuantos en detrimento de las mayorías, la ciudadanía seguramente estará pendiente del uso del poder que le ha confiado. El voto nulo y el abstencionismo es, ante todo, una respuesta directa al actuar del FMLN, pero también constituyen una consecuencia lógica de la ausencia de proyectos político-partidarios que llenen las expectativas de la población, sobre todo cuando el sistema electoral se ha encargado de conformar un bipartidismo sólido del cual será imposible escapar a menos que existan reformas puntuales a la Ley de Partidos Políticos e incluso a la Constitución.
Es sintomático que los últimos tres presidentes hayan sido o estén siendo procesados por enriquecimiento ilícito: es un síntoma claro de la pudrición del sistema político -partidario actual, y es la fuerza que motivan a los movimientos del voto nulo, pues se apela al desencanto de la población frente a la corrupción galopante que es indistinta a ideologías, colores o banderas. Una de las características principales de toda democracia es la alternancia política, y si con el voto nulo o con la abstención se permite, de forma indirecta, la alternancia política, ¿por qué el ciudadano se preocuparía por votar si de antemano sabe que cualquier partido que elija lo va a decepcionar?
El argumento de que por medio de estas omisiones se permite la vuelta al pasado no deja de ser falaz: el pasado lo tenemos en el presente, y es por ello que para muchos poco o nada importe qué partido político obtiene más poder, ya que al final de cuentas lo verdaderamente importante es «castigar» a unos y permitir una nueva alternancia política. Esta quizá sea la lección que la misma ciudadanía se ha dado a sí misma: la verificación de la capacidad de cambio que tiene en sus manos, ya sea por acción o por omisión. Por lo demás, las elecciones del pasado 4 de marzo no son más que una batalla dentro de una gran guerra, la próxima batalla se librará el 10 de marzo con la elección de los abogados elegidos por las asociaciones pertenecientes a la Federación de Asociaciones de Abogados de El Salvador (FEDAES) para conformar las ternas que servirán para elegir a los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Es otro frente para el Frente.